Treinta y uno: Personas reales.

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Una día más, un día menos. Pronto sería la visita real, donde todos los príncipes y reyes volverán a contemplar el reino más importante, el reino de corazones, y por primera vez serán anunciados los nombres de vuestras majestades a los pueblos.

Sora estaba en el jardín del reino, estaba tarareando una melodía que ni siquiera sabía de dónde había sacado, a la par haciendo unos adornos con flores que iban cayendo de los arbustos, algunas coronas, otras eran simples arreglos o ramos improvisados.

Riku en ese momento no estaba con él, estaba en la biblioteca estudiando sobre los otros reinos de los cuales su realeza iría a visitarlos dentro de poco tiempo, pero lo suficiente para antes aprender de ellos.

La reina caminó a paso lento, se acercó al joven de cabellos castaños y se sentó a su lado, sonriendo con dulzura.

Su querido hijo que había creía perdido estaba ahí, a su lado, sonriendo como si siempre hubieran estado juntos y nunca hubiera pasado nada malo... demostrando esa inocencia que solo él poseía.

―Mamá. ―

Lo sacó de sus pensamientos, no podía evitar sentir una cálida sensación en su pecho cuando lo escuchaba decir esa palabra, tan natural y agradable.

―¿Sí, cariño?―

Vio que el chico se levantaba, sin decir nada colocó una corona de flores en su cabello, ella rió de forma suave, regalándole una sonrisa amable a su pequeño.

No hablaron mucho, un chico de cabellos plateados se acercó con libro en manos y se sentó junto a ellos, y antes de decir algo una corona también fue colocada en su cabeza, rió y solo siguió con su conversación.

Se pasaron un rato hablando de los reinos, preguntando cosas y de vez en cuando saliéndose del tema.

No eran personas distintas a otros, no eran de la realeza en ese momento.

Eran simplemente un par de jóvenes y una adulta, un trío de personas hablando de temas y curiosidades, una pequeña familia disfrutando en el jardín.

Eran personas siendo felices.

~♡~

―Riku, cariño, ¿puedo hablar contigo un momento? ―

―¿Hum? Está bien.―

El albino dejó el libro de lado y se sentó de modo que la mujer quedara frente suyo.

―Es... sobre los casamientos que se realizarán con ustedes.―

―¿Sucede algo malo..?―

Había que aclarar algo, a Riku no le gustaba la idea de casarse con alguien que ni siquiera conocía, no solo eso, la simple idea de contraer matrimonio en ese momento no le agradaba por algún motivo que no sabía explicar bien, pero sabía que como príncipe era su obligación y no podía hacer nada.

―Quiero que entiendas cómo funciona la elección de parejas... ¿puedo hablarte de eso?―

―Hum... claro.―

La reina notó la duda en su voz, pero no podía echarse atrás, era algo de debía saber, le guste, o no, y prefería ser ella quién le explique y responda a sus dudas.

―Tú tomaste el lugar de Sora como primer príncipe, como sabes, él nació bajo la premisa de ser el que una lo reinos.―

Un corazón perdido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora