Habían pasado casi siete horas desde que partió de su pueblo para ir al castillo, como ya sabía, comenzaron a darle las especificaciones necesarias para cuando llegara allí, las anotaba con cuidado, prestando toda la atención que su mente le permitía, ya que la mayor parte estaba concentrada en la alegría que sentía por volverse a encontrar con su amigo.
Por otra parte, cierto albino no la tenía muy diferente. Intentaba concentrarse en plenas clases de esgrima, pero era sumamente complicado, no podía dejar de pensar en que ese día era el cumpleaños número quince de Sora, lo que significaba que por fin iban a verse luego de un largo año.
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Cuando llegó fue directamente juntado con otros chicos de su edad, algunos conocidos ya del pueblo, que como era de esperarse, soltaron pequeñas bromas con respecto a que era el más pequeño, pero todo terminó en risas entre ellos.
No tuvo tiempo de ir a buscar a Riku porque a penas estuvieron todos los llevaron a la primera lección que deberían tener, y ahí fue que de plano cometió su primer error.
Al comienzo fue fácil, pero llegó un momento en que la forma de dictar las lecciones de historia era imposible seguir el ritmo a la par que hablaba el guardia y maestro. Todos estaban desesperados por no alcanzar el ritmo, y el castaño no era la excepción.
En un punto se le ocurrió una idea que quizá hubiera sido mejor no tener en ese preciso instante. Comenzó a usar aquel lenguaje que solo podía ser escrito e interpretado, aquello era como la taquigrafía, es decir, le permitía escribir al ritmo en el que guardia dictaba sin tener ningún conflicto, y aunque pasó por desapercibido para los demás, no fue así para los encargados de vigilarlos.
Siguió así hasta que la hora acabó, suspiró pesadamente, sus compañeros estaban exhaustos al igual que él, la mayoría no consiguió alcanzar ni la mitad, y se hacían la pregunta de cómo era posible que los de años anteriores lo habían logrado, a Sora le cayó la misma pregunta, quería saber cómo es que Riku había sobrevivido sin quebrarse la mano.
Agarró su cuaderno y demás cosas, esperaría hasta el descanso para ir a buscar al albino por todas partes, pues era el único momento en el que podían recorrer libremente, o eso es lo que tenía en mente.
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En ese preciso instante, un chico albino de dieciséis años estaba enfrente de la mismísima reina, ella había solicitado su presencia, y aunque sentía que la ansiedad le carcomía, no dijo nada, se arrodilló delante de ella y esperó a escuchar lo que tuviera que decir.
―Joven Gallagher. ―
―¿Sí, su majestad?―
Para su sorpresa, la voz de aquella mujer era suave y amable, diferente a lo que hubiera esperado de la realeza.
―Por favor, póngase de pie.―
El chico asintió y volvió a incorporarse, mirando atentamente a la persona que tenía delante.
―¿A qué debo el honor de ser llamado ante su realeza?―
―Es una historia muy importante la que voy a contarte, por lo que necesito que seas capaz de jurar guardar el secreto si deseas escucharla, sino, puede volver a retirarse a su posición.―
Esto casi lo dejó sin habla, temía lo que pudiera estar hablando, ¿por qué a él? ¿qué quería de él? Quería saberlo, por algún motivo, sintió una curiosidad que llenaba su cuerpo por completo, era atípico de él, pero algo lo llamaba, o eso sentía.
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Un corazón perdido.
FanfictionDos jóvenes se enfrentan a una situación que cambiará sus vidas de un momento a otro, saliendo de su rutina a las que se habían acostumbrado para llegar a una nueva que pone su mundo dando vueltas. Pareja: Riku x Sora. Los personajes no son míos, p...