—En cuatro meses dejaré de usarte, cosa espantosa —digo mirando en el espejo el uniforme que tengo puesto. La falda de cuadros siempre me ha parecido horrenda, aunque el saco siempre me ha gustado, suelo usar algunos de manera casual a menudo, es el tipo de estilo que me gusta, aunque mamá crea que me veo como una mujer de treinta años y no como una chica de diecisiete.
Se supone que empezar el último semestre de último año de secundaria debería de emocionarme, pero la escuela últimamente no ha sido muy motivadora que digamos. Apliqué a la decisión temprana de Georgetown, y la respuesta no fue la que esperaba. Honestamente pensé que aplicar solo a Georgetown era la mejor idea, tenía fe en que me aceptarían sin problema. Toda mi vida he estudiado en Collingwood, tengo buenas calificaciones, mis referencias son excelentes, he participado en muchos programas de intercambio académico... ¿por qué demonios me rechazaron?
Aun tenía tiempo para enviar un par de solicitudes más, el problema era que ya me había perdido la fecha límite de prácticamente todas las Ivy League, por lo que me quedé corta de opciones... genial.
Al menos aún tengo un par de opciones decentes. Si tan solo le hubiese hecho caso a mamá, no estaría en estos apuros ahora.
—¿Señorita Liv? —escucho detrás de mi. La mirada de malas noticias en los ojos de Felicia, probablemente la mejor mujer de todo el personal de la casa, me dice todo lo que tengo que saber.
—Dame las malas noticias —digo acomodándome el saco un poco.
—Su padre quiere verla, ahora mismo —automáticamente cierro los ojos porque se que lo que viene no será completamente bueno.
— ¿En la biblioteca? —pregunto, pero no necesito respuesta, se que la respuesta es un sí —De acuerdo, ya voy.
Felicia continúa su camino hacia algún lado de la casa y yo empiezo mi penitencia hacia la biblioteca, se que estoy en problemas, pero no quiero pensar que el regaño será muy severo. Papá nunca ha sido malo conmigo, en realidad siempre me consiente todo el tiempo, creo que el hecho de ser hija única hace que tu padre te ame el doble, no lo sé, pero cuando papá se enoja debo admitir que intimida bastante.
La puerta de la biblioteca está abierta, este es el santuario de mi padre, como buen historiador que es aquí tiene su colección completa de libros sobre civilizaciones, historia antigua, moderna, nacional, entre otras cosas. Además de sus globos terráqueos giratorios, y recuerdos de lugares del mundo. Cuando estaba más pequeña me encantaba venir a estudiar aquí con él.
— ¿Papá? —pregunto acercándome al gran escritorio en donde se encuentra. Es realmente temprano como para que esté aquí. Está usando sus lentes y tiene una taza de café a su lado mientras leer varios libros — ¿Querías verme?
—Si, ven —dicen sin apartar la mirada de sus libros. Tomo asiento frente al escritorio y acomodo el dobladillo de mi falda — ¿Dormiste bien? —pregunta observándome con una sonrisa en sus labios.
—Bastante, ¿tú?
—Excelente, quería hablar contigo antes de irnos —dice levantándose y acercándose hasta tomar asiento junto a mi.
—Te escucho —él suspira y me mira con cierta preocupación.
— ¿Cómo te encuentras? —se que se refiere a la situación con Asher, honestamente no quiero pensar en él, aunque me duela aceptar el hecho de que ya no esté a mi lado —Estás a un paso de graduarte, Liv, quiero que pienses bien tus decisiones y se que no recibimos buenas noticias de Georgetown, pero ¿cómo es posible que te saltaras todas las fechas limite?
Aquí viene, el regaño que esperaba de todos modos.
—Lo siento... creo que me confié mucho —digo en un tono de voz un poco leve. Nunca me ha gustado sentirme inferior pero cuando se que la culpa fue mía, no puedo evitarlo.
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Liv, Schlesinger IV
Teen FictionLiv Williams siempre ha sido el tipo de chica que tiene todo bajo control. Es realmente estructurada, básicamente una sabelotodo adicta a los planificadores, por lo tanto, es alguien que ODIA las sorpresas (con un buen resaltado en ODIA). Cuando al...