Liv, Schlesinger IV

Capítulo Treinta y Seis

La navidad es una de las fiestas más importantes dentro de la famila Schlesinger. Eso es algo que sabemos desde pequeños, y por alguna razón es también la regla que solemos romper cuando nos enamoramos de alguien, es un patrón muy interesante que he venido notando desde que era una niña. Papá le encanta venir a Mónaco, podría decirse que nadie disfruta tanto este lugar como él, hasta que vi a mis abuelas aquí por primera vez.

Fue cuando tenía ocho años, mis padres decidieron que en lugar de tener una navidad y año nuevo separados como solíamos hacerlos, podríamos reunir a toda la familia en general en el mismo lugar. Por supuesto mis abuelos no se negaron al venir a Mónaco, tampoco mis tíos, pero lo más gracioso fue ver a toda mi familia en el mismo lugar.

La familia Schlesinger tiene la reputación de ser extremadamente refinada, pulcra, perfecta... y no somos nada de eso, o bueno si lo somos, pero no como todos piensan.

Mis tíos son graciosos cuando están juntos, Theo y Anne siempre suelen robarse el espectáculo, su carisma es innata, y los juegos que hacemos en noche buena siempre son muy divertidos. En mis dieciocho años, nunca he pasado una navidad sola, y honestamente no puedo imaginarlo lo horrible que debe de ser eso, por eso no podía permitir que Asher lo pasase solo este año.

— ¿Quieres ir por un helado? —escucho la voz de Asher detrás de mi, una de mis partes favoritas de la villa, en la enorme terraza, siempre me ha encantado escaparme aquí, observar el gran océano frente a mi, y solo disfrutar de la vista.

—Estaba teniendo un muy buen momento de soledad aquí —digo bromeando con él. Asher se sienta junto a mi observando hacia el océano igual que yo.

—Este lugar es genial, gracias por traerme, no tenías que hacerlo.

—No me tienes que agradecer nada, no te iba a dejar solo en un hotel en navidad. Además, mi familia te ama.

—Si, pero ambos sabemos que hay una persona que no está del todo contenta con que yo este aquí...

—No sé de quien estas hablando, todos aquí te adoran.

—No hablo de tu familia, y sabes perfectamente de quien estoy hablando, Liv. ¿Siquiera sabe que estoy aquí contigo?

—Lo que Axel Cassian haga o no, me es completamente indiferente desde el momento en que tomó un vuelo a Los Ángeles y ni tan siquiera se dignó a llamarme, o a enviarme un mísero mensaje, nada... y ¿sabes que es lo peor? Que no es la primera vez que lo hace, y estoy harta, Asher, estoy cansada de esta situación en la que no sé en que punto estoy con él. Me dijiste que le diera tiempo, se lo he dado, que le de espacio, lo he complacido, pero han pasado ya dos malditas semanas, y aún no me habla... ¿cómo se supone que confíe en él cuando me aparta de esta forma? No quiero estar con alguien que quiere que este con él únicamente en los buenos momentos, no quiero ser solo un adorno en la relación, estoy cansada de estar a oscuras con él...

Siento como una leve lágrima baja por mi mejilla. Sin darme cuenta, había explotado... pero era cierto, todo, absolutamente todo lo que había dicho, estoy agotada de no saber que está ocurriendo, estoy cansada de no saber como ayudarlo, no tengo idea de que es lo que pretende, o de por qué de un pronto a otro su humor cambia tan radicalmente y yo no comprendo absolutamente nada.

Estoy cansada de ser la novia de Axel.

Asher me observa de forma dulce, gentil, sabe que estoy mal, pero también me conoce demasiado como para decirme algo que pueda ponerme mucho peor.

—Creo que necesitas el helado, y es una emergencia —dice haciéndome sonreír levemente. Estoy muy frustrada en este momento, tal vez un helado no es mala idea.