Capítulo Cincuenta y Uno

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No estoy muy segura de la cantidad de minutos que pasan, tal vez unos tres o quizá cinco, pero los paramédicos están en la habitación y uno de ellos me observa sereno. Me pide que por favor mantenga la calma, pero el dolor es tan intenso que no puedo dejar de gritar. Incluso veo a Daniel quien está abrazando a Lauren, ambos se ven sumamente preocupados y me siento falta por hacerles esto... no sé que ocurre conmigo, pero juro que el dolor es mucho mayor a cualquier otro que haya tenido antes en mi vida.

—Voy a morir... —digo en un ultimo grito antes de que todo a mi alrededor sea oscuridad total.

En el momento en que despierto aun estoy en la ambulancia, Lauren y el paramédico están a mi lado y cuando abro mis ojos la sonrisa de Lauren aparece de inmediato.

—Liv, estamos a punto de llegar al hospital, tranquila —dice, y el paramédico controla mis signos, que al parecer están estables, aunque el dolor persiste.

Cuando llegamos a emergencias, los paramédicos le dicen mi situación a los médicos que me llevan al sector de traumas en donde empiezan a colocarme maquinas, vías y todo comienza a moverse tan rápido que creo que vomitaré.

—Lauren no te vayas —digo tomando su mano y los médicos no le dicen lo contrario por lo que solo se queda ahí.

—Señorita Williams, soy el doctor Lewis, puedes decirme por favor ¿qué es lo que estás sintiendo? —pregunta el médico, pero antes de poder siquiera responder, siento como algo comienza a brotar de nariz... sangre.

El grito que doy segundos después va más allá de lo normal, juro que mi espalda se ha partido en dos, y lo que siento son mis huesos dislocados clavándose en mi carne.

Escucho a Lauren decirle a médico que me he estado quejando de un dolor de espalda demasiado fuerte por meses y que simplemente comencé a gritar en el piso de mi habitación. Mis lágrimas no me dejan ver bien, y la sangre que sale de mi nariz comienza a marchar mi camisa.

El doctor Lewis me revisa la espalda, pero yo simplemente no puedo moverme del dolor, el doctor pasa a mi estómago y siente algo extraño por mis costillas...

— ¿Te duele aquí? —pregunta tocando mi costado derecho, y yo asiento gritando y llorando.

— ¿Qué está pasado conmigo? —pregunto soportando lo más que puedo.

—Creo que debemos extirparte el apéndice, necesitamos operarte de inmediato —explica el doctor Lewis.

— ¿Operarme? —digo, pero el jalón que siento es tal, que estoy segura de que algo dentro de mi se ha partido en dos. Lauren me toma de la mano y la escucho tranquilizarme, pero siento que me desmayaré otra vez, por lo que ella me ayuda a completar la información que requieren de mi.

—Olivia, soy la doctora Grint, te sacaré un poco de sangre para llevarla al laboratorio, te haremos unos estudios para ver si tu problema se encuentra en el apéndice —yo solo asiento y dejo que saquen todas las muestras necesarias, me hacen los exámenes físicos, y tanto el doctor Lewis como la doctora Grint se van dejándome con Lauren a la espera de los resultados. Me han dado morfina para el dolor, y me siento mejor rápidamente.

— ¿Te sientes mejor? —pregunta Lauren y yo asiento suspirando, intentando mantener la calma —Tranquila, vendrán con los resultados y el dolor acabará.

—Pensé que solo era un esguince... —Lauren aprieta mi mano más fuerte dándome el apoyo que necesito. Al cabo de unos veinticinco minutos, el doctor Lewis aparece diciéndome que quieren hacerme un TAC para descartar alguna lesión en mi espina dorsal o si es algo neurológico lo cual me asusta mucho más de lo que ya lo estoy.

Liv, Schlesinger IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora