Capítulo Veinticuatro

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—Repítelo, ¿qué es lo que piensas? —Lauren me observa sin comprender una sola palabra de lo que le digo. Anoche llegué de Boston, he estado una semana fuera, y tuve que enviar varios correos a la escuela. El señor Grafton me pidió que trabajara en una nueva tarea mientras tanto y se la envié anoche antes de irme.

—Solo que no siento que pertenezca al mundo de Axel, ¿de acuerdo? —suelto levantándome del sofá dirigiéndome hacia la cocina.

— ¿Estás demente? Liv, si sabes quien eres tú, ¿cierto? ¿Cómo vas a decir que no perteneces a su mundo? —dice viniendo detrás de mi.

—Es que yo no soy nadie, Lauren. Él si, él se dedica a dar entrevistas, a llenar estadios alrededor del mundo, hace que las personas griten su nombre, canten con él... a mi me conocen por mi familia, eso es todo. Dime, ¿qué he hecho yo? Solo soy parte de una familia importante, eso es todo.

—Creo que te estás precipitando, Axel te adora y estoy muy segura de que no le importa en lo más mínimo si eres actriz, cantante, modelo, doctora, la presidenta de los estados unidos, o si tu familia es o no es la que es, ¿si me entiendes? Él solo quiere estar contigo, Liv. Además, su familia está feliz contigo, no creo que sea un problema en lo más mínimo.

— ¿Cómo estás tan segura de eso? —la observo detenidamente, y puedo ver como sus mejillas se vuelven un poco más rojizas de lo normal — ¿Qué pasó aquí cuando no estuve, Lauren?

Ella se queda en silencio observando hacia otras partes, la veo moverse por la cocina, abre el refrigerador y saca una lata de Dr. Pepper, la cual abre y toma un sorbo de ella ignorándome completamente.

—Estuviste con Daniel, ¿cierto? —pregunto y ella comienza a toser frenéticamente, y yo no puedo dejar de reír al ver como casi toda su cara se vuelve un gran tomate japonés —No te escudes con una gaseosa lo quiero saber todo, Katsura.

A ella no le queda de otra más que dar un gran suspiro y asentir.

—Si, estuve con él, ¿y qué? Somos amigos.

—Amigos... ¿segura? —por la forma en la que se sonroja que se hay algo más, solo no quiero mortificarla más de la cuenta.

—Eres insoportable —dice tomando la lata de su gaseosa y alejándose de mi. No puedo evitar reír —. Por cierto, Asher vino hace unos días, quería hablar contigo de algo, pero parecía bastante apresurado.

— ¿No te dijo a que vino? —inquiero, pero ella niega y continua su camino hacia su habitación.

Saco mi teléfono del bolsillo trasero de mis pantalones y marco el número de Asher. Por suerte el atiende bastante rápido.

—Hola, ¿está todo bien? —es lo primero que digo a la espera de su respuesta.

—Hola, si, ¿cómo está tu abuela? Olvidé llamarte para preguntar, he estado algo saturado estos días.

—Está mucho mejor. Lauren me dijo que viniste a buscarme hace unos días, ¿ocurrió algo?

— ¿No puedo ir a visitar a mi mejor amiga a su casa? —dice en ese tono burlón que toda la vida ha tenido —Quería darte buenas noticias, pero como estabas con tu abuela decidí no llamarte. ¿Estás ocupada? Ven al hotel, te invito a un café y así te cuento todo.

Un café con Asher no suele mal, en realidad si tengo bastante tiempo de no verlo y creo que finalmente hemos superado todo el episodio turbulento de nuestra vida, ¿por qué no?

—Claro, en un rato llego —él se despide y termina la llamada.

En ese preciso instante, recibo un mensaje de Axel. No he hablado con él en dos días, se que está en Los Ángeles aún, pero para ser honesta no estoy muy segura de cuando volverá. Dijo que se iría por unos días, y ya ha pasado una semana.

Liv, Schlesinger IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora