Capítulo Quince

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Al despertar lo primero que veo son las manos de Axel a mi alrededor, creo que podría acostumbrarme a esto. Muy cuidadosamente me volteo para quedar frente a él. Es temprano, y puedo escuchar a la perfección la vieja música que a Lauren tanto le gusta por toda la casa danzando a través de todas las paredes, y bueno, todas partes en general. Desde que nos mudamos lo hace todas las mañanas, incluso me preguntó si me molestaba, por supuesto le dije que no, y honestamente creo que ahora soy un poco fanática de la música de los cincuentas y sesentas.

Esta la conozco, es Paul Anka, Lauren ha puesto sus álbumes desde hace como dos semanas luego de que viéramos una película en donde salían varias de sus canciones.

Cierro los ojos disfrutando de la música, cuando de pronto escucho la voz de Axel, lo cual me hace reaccionar casi al instante.

"Pon tu cabeza sobre mi hombro, mantenme en tus brazos, nena, apriétame muy fuerte y demuéstrame que también me amas. Pon tus labios junto a los míos, nena, no me besarás solo una vez, querida, solo un beso de buenas noches ¿tal vez? Tu yo nos vamos a enamorar".

Está cantando la canción mirándome a los ojos, lo cual me hace sonrojar bastante rápido puesto a que el mundo se ha empeñado en que todas las canciones de escucho últimamente tienen algún mensaje que me recuerdan desesperadamente a él.

"Las personas dicen que el amor es un juego, un juego que simplemente no se puede ganar. Si hay alguna manera, la encontraré algún día y así este tonto correrá a ti. Pon tu cabeza sobre mi hombro, susúrrame al oído, nena, las palabras que quiero oír, dime que me amas también".

Axel termina la canción aún observándome fijamente, y una vez más siento que sus palabras nos describen a la perfección. Me sorprende la cantidad de música que parece estar hecha a nuestra medida, o tal vez es solo que todas las canciones románticas nos describen por el hecho de ser románticas... no lo sé, es un poco confuso.

En el momento en que escuchamos una nueva canción él permanece en silencio observándome y yo tengo unas ganas enormes de besarlo, lo cual hago y él no pode resistencia alguna.

—Esta es una manera ideal de despertar.

—¿Junto a un concierto privado? Totalmente de acuerdo.

—Para ti —dice acercándome más a él, dejándome casi sobre su pecho —todos los que quieras —susurra jugando con mi labio inferior antes de depositar un pequeño beso —. Tu amiga tiene muy buen gusto en música, los clásicos con geniales, creo que me llevaré bien con ella.

—Es fanática tuya, estoy segura de que ella estará feliz de tener algún tipo de conversación geek musical contigo —él ríe levemente acariciando mi brazo y espalda —. Gracias, por anoche.

—No me agradezcas, sabes que estoy ahí para ti.

—Ahora que lo pienso, ¿grité tanto como para que me escucharas?

—Si te soy honesto, en el momento en que entré había algo que no me dejaba tranquilo, tenia una sensación extraña, y cuando salí para ver si estaban bien, fue cuando te escuché abrir la puerta como un pequeño huracán enfurecido. Me asusté un poco al verte tan... mal, fue entonces cuando supe que él tenía que ser el famoso niño idiota.

Escucharlo decir eso involuntariamente hace que mi corazón comience a correr a una velocidad increíble.

—Lo siento mucho, no quería preocuparte, pero gracias por estar ahí, literalmente me salvaste de posiblemente alguna estupidez. No quiero que el tema de Asher me afecte tanto, honestamente me molesta un poco que mi cabeza reaccione de la forma en que lo hace.

Liv, Schlesinger IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora