Capítulo Veintidos

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Han pasado horas desde que hemos sabido algo de la abuela. Al parecer la idea de Luke no era tan loca, puesto a que en el momento en que nos enteramos ya la estaban trasladando de nuevo al quirófano.

—¿Por qué tienen que tardar tanto? —dice una y otra vez Theo, quien parece que no ha dormido por días. Siento como que hemos estado en este hospital por al menos una semana, y solo han pasado dos días. 

—Tranquilo, ellos saben lo que hacen —le responde Anne quien intenta mantenerlo calmado a como puede.

El abuelo a estado demasiado tranquilo, lo cual me asusta un poco. Nunca he sido una persona demasiado cariñosa, y me temo que eso lo he sacado de él, porque desde que tengo memoria, la cariñosa ha sido la abuela. Aunque él no es malo, nos ama eso está claro, solo que en su muy única forma.

Estoy bastante cansada, se que no debería de moverme de aquí, no es momento para pensar en mi, sino en mi familia, pero juro que si no me doy una ducha me volveré loca.

—¿Mamá? —digo acercándome a ella. Está mirando su teléfono respondiendo unos correos electrónicos. Ella levanta la cabeza, observándome detenidamente —¿Crees que pueda ir a casa un par de horas? Realmente me gustaría tomar una ducha.

Ella parece reaccionar de forma lenta, pero en el momento en que papá le toca su mano, reacciona.

—Oh... si, claro, ve con Axel, no te preocupes cariño. Si algo sucede te avisamos —asiento y antes de irme le doy un abrazo, el cual ella prolonga por más de lo normal. Imagino como ha de sentirse, yo no sabría que hacer si estuviese en su lugar.

—Tranquila, estoy segura de que todo saldrá bien —susurro en su oído antes de besar su mejilla.

—Esperemos lo mejor, ahora ve —dice sonriendo eliminando una lágrima que comenzaba a bajar por su mejilla.

Papá me da las llaves de su auto y nos dice que vayamos con cuidado. No estoy segura de si la prensa sabrá o no que estamos aquí, espero que no, pero de lo contrario al menos estamos cerca de casa.

En el camino, puedo notar como la seguridad comienza a aumentar, conozco los autos y se que nos vienen siguiendo desde hace varias cuadras.

Al llegar a la zona residencial efectivamente hay varios camarógrafos afuera intentando capturar imágenes o algún tipo de primicia.

—Diablos, ¿qué es esto? —dice Axel observando por la ventana del copiloto. Al llegar a la entrada, el personal de seguridad hace de las suyas para mover las cámaras dejándonos el paso habilitado. Continuo mi camino hasta llegar a la entrada de mi casa.

—Hogar dulce hogar.

—¿Te dije ya lo mucho que me gusta tu casa? Amo los jardines grandes, en Londres es un poco complicado tener este tipo de estructuras —dice Axel mientras nos bajamos de auto y entramos a la casa.

Debido a la situación se que el personal no está, mis padres les han dado estos días libres, y los entiendo, no quieren preocuparse por nada que no sea mi abuela. Ambos subimos a mi habitación, y caemos rendidos sobre la cama al mismo tiempo.

—Al fin —digo dando un respiro y cerrando los ojos un par de segundos —. Espero no tener que volver a dormir en una silla en mucho, mucho, mucho tiempo.

—Tengo experiencia en eso —suelta Axel con una risa leve — ¿Tomarás una ducha? —pregunta mirándome de medio lado. Yo solo asiento, pero estoy bastante cansada y creo que no podré moverme de aquí —Deberías, apestas —dice con una sonrisa ladeada bastante cursi, pero que al mismo tiempo me fascina.

—Gracias, aprecio tu honestidad.

—Siempre —entre risas logro levantarme y saco algo de ropa de mi armario para luego entrar al baño, en donde me ducho pacientemente. Me dejo llevar por el agua caliente y disfruto de la sensación de paz al menos por unos minutos. Al salir, seco mi cabello, me visto y en mi habitación, Axel está profundamente dormido en mi cama. Sus botas están a un lado de la cama y se ha quitado la chaqueta, se ve sumamente pacífico.

Liv, Schlesinger IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora