Capítulo Cuarenta y Siete

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De todos los posibles encuentros incómodos que pensé que podría tener esta noche, jamás pensé que uno de esos seria precisamente con Gia.

La chica está diferente, se ha teñido el cabello, ahora lo lleva de un negro azabache lo que hace resaltar sus ojos, luce un vestido muy ceñido al cuerpo, se ve como una súper modelo.

—Ha pasado tiempo —dice después de un silencio algo extraño en el que tanto ella como yo parecemos estar analizándonos mutuamente.

—Bastante —suelto aun con un sentimiento extraño comenzando a atragantarme.

Honestamente no tengo idea de que decirle, así que solo sonrío de manera incómoda, me doy media vuelta y continuo mi camino dentro de la casa, pero puedo sentir como viene detrás de mi.

Hay muchas personas hablando, con copas en la mano, y algunos bailando. Parece una fiesta de la realeza, se puede notar desde kilómetros que su madre estuvo detrás de esto, porque no hay absolutamente nada en todo este lugar que diga Asher... y tampoco tengo idea de donde está él, pero si no queremos llamar la atención de las personas, lo mejor es que no nos vean juntos mas de lo estrictamente necesario.

Decido tomar una copa de champan que me ofrecen y tomo asiento en un sofá en veo vacío a un lado. Le envió un mensaje a Ash diciéndole que estoy aquí y que lo veré más tarde. El plan del incógnito no le ha gustado desde el principio, lo sé, aunque él aparente no tener problema alguno con eso, se que le molesta.

A mi me molesta.

— ¿No planeas hablarme? —la voz de Gia me hace levantar la vista de mi teléfono. Tiene una copa en su mano, y me observa como si estuviese esperando mi respuesta impacientemente.

— ¿Tengo que? —respondo colocando mi teléfono a un lado, dándole un sorbo a la copa.

—Digamos que, por algo llamado educación, la cual ambas recibimos muy bien, supongo que podríamos ponernos al tanto.

—Supongo que viniste por Asher, lo cual honestamente no debería de sorprenderme ya que lo que sea que hubiese o haya entre tu y el no es asunto mío, así que te agradecería disfrutes de la fiesta, e ignores mi presencia, porque eso es lo que yo haré —respondo dándole otro sorbo a mi copa, no soy muy fanática del alcohol, pero la champan siempre me ha gustado, es dulce pero al mismo tiempo tiene un ácido interesante y agradable.

Gia me observa con gracia, incluso comienza a reírse un par de segundos después y niega con su cabeza.

—Pero mira nada más, no has cambiado en absolutamente nada, ¿o sí, princesa del hielo? —me molesta un poco que me llame de esa forma, se que así me decían a mis espaldas en la escuela, pero ahora me parece estúpido, y algo infantil —Liv, podrás fingir todo lo que quieras pero se muy bien como eres, te conozco a la perfección, y este teatro de la chica fuerte y poderosa no se lo cree nadie.

— ¿De que demonios estás hablando? ¿Quién te dejo entrar? —la voz de Asher a nuestro lado me asusta por un momento, pero a Gia parece no causarle mucho agrado. ¿Para qué vino si ni siquiera parece llevarse bien con él?

— ¡Asher! Feliz cumpleaños, cariño. ¿Me extrañaste? ¡Porque yo si! —Gia se levanta, deja la copa en el piso y abraza a Asher, enredando sus brazos alrededor de su cuello de forma muy acaramelada.

Ash se la quita de encima de manera algo incómoda y ella parece no entender. Luego hace un gesto extraño como si la información que le hacia falta finalmente llegase de golpe a su cabeza.

— ¿Qué haces aquí? Pensé que estabas en alguna parte de Europa.

—Lo estaba, de hecho, sigo estándolo, solo vine de vacaciones y bueno, tu madre me invitó.

Liv, Schlesinger IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora