Capítulo 16

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Durante el transcurso del vuelo, me duermo porque soy la clase de persona que se desespera con facilidad cuando se trata de viajar, Cassidy, quien seguramente se mantuvo despierta durante el viaje, se asegura de levantarme en el momento en que el avión aterriza en el aeropuerto.

—¿Estás emocionada? —pregunta, con un gran entusiasmo antes de bajar del avión, le ofrezco una sonrisa que le permite ver mis dientes.

La verdad es que la idea de estar en Francia es como un sueño, jamás pensé que vendría. Asiento con el mismo entusiasmo de ella.

—Te prometo que será la mejor experiencia que podamos tener, te lo aseguro —dice y toma mi mano entre la suya para empujar a los pasajeros y salir nosotras primero.

Tengo que evitar reírme porque algunos de los pasajeros nos ponen unas miradas desaprobatorias, pero el entusiasmo de mi amiga es tan contagioso que, por esta ocasión, no me siento apenada de haber empujado a la mayoría para salir del avión.

Una vez fuera del avión, esperamos a que el resto baje.

—¡Estamos en Francia! —exclama uno de los otros chicos que reconozco por el nombre de Ernst. El resto se le une con un par de gritos de emoción—. De acuerdo, lo primero que tenemos que hacer antes de empezar a recorrer las hermosas calles de París, es recoger nuestras maletas y conseguir un taxi hacia el hotel.

Después de que logramos instalarnos en el hotel, decidimos ir a dar un paseo por las hermosas calles de París, a Cassidy y sus amigos se les ocurre la idea de dividirnos en dos grupos cuando una de las chicas está inconforme en ir a los jardines d...

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Después de que logramos instalarnos en el hotel, decidimos ir a dar un paseo por las hermosas calles de París, a Cassidy y sus amigos se les ocurre la idea de dividirnos en dos grupos cuando una de las chicas está inconforme en ir a los jardines de Luxemburgo solo porque quiere ir a la Catedral de Notre Dame primero, yo no protesto ni mucho menos aporto una idea de a dónde ir primero, ya que estoy demasiada admirada por cada una de las calles que recorremos que en lo único que puedo pensar es en que no veo la hora de estar frente a la gran torre Eiffel. Cassidy, su amiga Carmen y yo, llegamos a la Catedral de Notre Dame, después de pedir un par de indicaciones a las personas nativas, Carmen hablaba francés de manera tan fluida que fue sencillo para ella captar las indicaciones, a pesar de que Cassidy no era muy afecta a los idiomas, ella comprendía un poco porque su padre le obligó a estudiar, además del inglés, un tercer idioma y escogió el francés como tercero, mientras que, por mi parte, para mí el idioma sonaba complicado.

—No tienen idea de lo que se pierden —dice Carmen, refiriéndose a sus amigos—. La catedral de Notre Dame, es una de las catedrales más antiguas del mundo y más hermosas a mi parecer.

Carmen continúa quejándose a medida que avanzamos a la entrada, yo estoy demasiado distraída por la impresionante fachada de esta construcción que no estoy prestándole atención a sus palabras, por culpa de la emoción que recorre por mi cuerpo cuando por fin estamos poniendo un pie dentro de este impresionante lugar, la vista es preciosa, los ventanales que poseen son tan largos que hace que la vista se vuelva mucho más impresionante desde adentro.

Un príncipe peculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora