Capítulo 28

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Stefan me lleva por una puerta trasera para salir del hospital sin ser vistos y así poder mezclarnos entre la multitud que ha venido a la inauguración, el hospital está infestado de periodistas, paparazzis y personas que han venido a presenciar esta inauguración. Theo no tarda mucho en aparecer en la entrada, con una amable sonrisa, desde aquí, ya no luce nervioso como lucia minutos atrás, al contrario, luce más seguro de sí mismo.

Stefan me toma del brazo y con discreción, empuja a un par de personas para que los dos nos podamos colocar en una de las filas más cercanas al príncipe, la multitud está gritando y llamando el nombre de Theo incontrolablemente, él solo ofrece sonrisas y saluda, antes de aclararse la garganta y hablar.

—Buenos días a todos —dice y los murmullos y gritos comienzan a cesar para poder escucharle con mejor atención, ya que no tiene un micrófono—. Quiero darles las gracias a todos los presentes aquí, significa mucho que se hayan tomado la molestia de presentarse en la inauguración. —Ahora que los murmullos han cesado, su voz se hace mucho más clara y audible, lo único que se escucha, son los flashazos de las cámaras al ser fotografiado—. Como saben, mi madre murió de cáncer hace dos años, y soy consciente del dolor que se siente al tener a un familiar padeciendo de cáncer, pues no solo el enfermo es quien sufre, sino todas las personas que estamos a su alrededor, lamentablemente, mi madre paso sus últimos meses postrada en una cama sin poder hacer nada, lo único que a veces le traía un poco de felicidad era verme llegar y contarle un poco sobre mi día. —Hace una pausa para tomar un poco de aire antes de continuar—. Para mí, fue muy difícil verla de esa manera, acostada en una cama y me hubiese gustado hacer cualquier cosa para que ella pudiese verse feliz, pues estar en cama, en una simple habitación resultaba abrumador para ella y para el rey y para mí, de vez en cuando, lográbamos hacer que saliera un rato a los jardines, así ella podía ver los atardeceres y las hermosas flores que cultivamos en el palacio, aquello le sacaba una gran sonrisa, y es por eso que yo he estado trabajando aquí en el hospital durante un par de meses, pues me he tomado la tarea de recrear un área de juegos para los niños que están aquí en el hospital, que al igual que mi madre han tenido que pasar por el cáncer y muchas otras enfermedades que les impiden salir del hospital, sé que no todos los niños tienen permitido abandonar sus habitaciones ni mucho menos el hospital, pero mi meta es que esta área haga diferente la estadía de todos aquí, les regrese un poco de motivación y color a su vida, así como a mi madre le devolvía un poco de alegría estar en los jardines, espero de todo corazón que a los niños les devuelva un poco de alegría estar en esta área que he construido para ellos. —Su mirada se encuentra con la mía y presiento que su sonrisa se ensancha un poco más—. Puedo asegurar que he sido yo quien ha construido la mayor parte de las cosas que verán en esa área, pero estaría siendo maleducado al llevarme todo el crédito por cuenta propia, pues cierta persona especial para mí me ha ayudado, y aunque no daré nombres de esa persona, me gustaría que diéramos un aplauso para ella y para mí también.

Estaba refiriéndose a mí, de eso no tengo duda, aquello saca una sonrisa en mis labios.

Theo invita a todos a pasar al hospital y redirige a las personas a la habitación que ha construido, donde los paparazzis no dejan de tomar fotografías del lugar, después de tener oportunidad de admirar el trabajo de Theo, los médicos y enfermeros traen a un par de niños para que puedan apreciar el área que construyó el príncipe para ellos, tengo que decir que es la escena más emotiva que he presenciado, sin duda ha llegado a derretir mi corazón, al ver a una niña de alrededor de cinco años que se echa a llorar en cuanto entra a la habitación, y ni hablar de la admiración que sienten el resto de los niños y padres por el lugar.

—Realmente se ha esforzado —dice Stefan en mi dirección y asiento en afirmación.

—Lo ha hecho, les ha fascinado a todos.

—Sé que le has ayudado, ambos realmente han hecho un trabajo estupendo.

—Él ha hecho la mayor parte —aseguro, cosa que es cierto, Theo se lleva la mayor parte de los créditos con esto—. Yo solo he sido una ayudante extra.

Stefan asiente. Theo está en una esquina, con un par de niños que le miran con admiración y le acarician el traje para asegurarse de que es real y en verdad están conociendo al príncipe de Alemania, desde mi lugar, no alcanzo a percibir que es lo que están diciéndole, pero mantiene una enorme sonrisa a Theo, una sincera y tierna sonrisa.

—Le encantan los niños —dice Stefan llamando mi atención, ambos estamos contemplando la escena—. Antes de inaugurar esta área de juegos, y mucho antes de que su madre falleciera, solía venir a los hospitales a leerles algún cuento, muchos creen que todo esto lo hace por su madre, pero no es así, también lo hace por él.

Un niño con una pequeña espada de goma viene corriendo hacia Theo y le pega con ella y él finge tirarse al suelo para simular que lo ha herido, la escena me resulta graciosa tanto adorable. Aquello saca una sonrisa en mi boca al igual que en la de Stefan. No creo que exista algo más adorable y atractivo que ver a un chico que es guapo, dulce y tierno con los niños.

—Ellos lo adoran, se nota que están contentos de conocerlo —murmuro con admiración, hacia Stefan, quien sonríe con orgullo hacia su amigo.

—Señorita, ¿le importaría colorear conmigo? —pregunta una niña en mi dirección, que trae en una mano un libro de colorear y un par de crayolas en la otra, no dudo en asentirle frenéticamente, y ella entrelaza su mano con la mía para llevarme a una de las mesitas.

Stefan se dirige hacia Theo y los niños que están con él, donde ambos hombres juegan con los niños con las espadas de goma y otros juguetes. Una hora después, cuando los médicos consideran que los niños han jugado suficiente y es tiempo de que regresen a sus habitaciones, todos abandonamos el área y salimos del hospital hacia la entrada principal, donde Theo es atacado con un par de preguntas.

—Alteza, ¿Le importaría decirnos quien ha sido su ayudante? —pregunta uno de los paparazzi y Theo niega, de inmediato.

—Lo lamento, eso lo mantendré confidencial.

—¡Alteza! ¡Alteza! —grita otro paparazzi para llamar la atención de Theo—. ¿Realmente ha hecho esto para los niños o es uno de sus métodos para apaciguar a los rumores sobre su supuesto amorío con esa chica misteriosa?

De pronto, miles de preguntas similares son desatadas, que por supuesto, han tomado a Theo por sorpresa, consiguiendo borrar la pequeña sonrisa en él.

—Nos ha engañado —escucho a alguien murmurar a un par de centímetros de distancia mía—. Solo ha hecho esto para que olvidemos el desastre de hombre que es —espeta con desprecio—. Recuerden que siempre ha sido captado en fiestas donde ocasiona un desastre y luego este es apaciguado con alguna otra noticia real. ¡Es una vergüenza para el país!

El comentario del hombre hace que otras personas comiencen a cuestionarse si Theo realmente ha hecho esto porque le interesan los niños o porque quiere apaciguar los rumores sobre nuestro beso, los murmullos comienzan a incrementar y de pronto, escucho abucheos.

—¡Mentiroso!

—¡Egoísta!

—¡Solo haces esto para que olvidemos el desastre de persona que eres!

—¡Mentiroso!

—¡Jamás serás un buen rey!

Stefan no tarda mucho en llegar hacia él junto con otros guardias de seguridad, como las personas han intentado acercarse más a Theo, los guardias están empujando a la multitud, mientras que Stefan y otros dos guardias, lo escoltan hacia otro lugar alejado de la pequeña multitud.

Un príncipe peculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora