Capítulo Extra - 1

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Había tenido un día ajetreado, entre reuniones y juntas con los ministros y el rey de Suecia en lo único que podía pensar era estar en casa, no había nada más dentro de mi cabeza que la imagen de mí holgazaneando en mi cama King size, frente al televisor, quizás a eso le agregaría una pequeña copa de vino o un poco de Rote Grütze, era uno de mis postres favoritos y degustarlos mientras me relajaba sonaba como la mejor opción.

Como si eso fuera poco, solté un bostezo, estaba aburriéndome aquí, no conocía a la mayoría de las personas y aunque muchos quizás me notaron al entrar no tenían idea de a donde me había dirigido, el jardín que daba hacia el pequeño río artificial, lucía como el lugar más tranquilo para relajarse, así que me dirigí hacía allí no sin antes tomar una copa de vino, ni siquiera me inmuté en saludar a los invitados, no estaba de humor para hacerlo. Sabía que la mayoría había venido por dos motivos, la primera era para conocer al príncipe y la segunda para la beneficencia del hospital, aunque estaba seguro de que podía contar con mis manos a las personas que estaban aquí por caridad porque la mayoría solo hablaba sobre el príncipe.

Rodé los ojos cuando pasé de largo frente a una mesa de mujeres, estaban hablando sobre el príncipe y su último escándalo, por supuesto, tenían que hacerlo, ni siquiera se molestaban en ser discretos y eso era lo que más me molestaba, me veían solamente como un título y no como un hombre, pero era un precio que debía pagar, mi padre siempre decía que ser rey lleva un gran peso sobre los hombros y ser el hijo del rey, lleva un peso mucho más grande y aunque yo solía no tomarlo en serio y enfadarme cada vez que lo decía —porque lo veía más bien como una reprimenda que como un buen comentario—, hoy lo comprendía, las personas aquí solo me comparaban con mi padre.

—Estoy segura de que hará algo de nuevo —dijo una de las mujeres más adelante, ni siquiera me molesté en voltear en su dirección—. Ya sabes, le encanta el escandalo y no dudo en que se involucre en otro mucho más pomposo que el anterior.

¿En serio? ¿No tenía otra cosa mejor que decir?

Reduje mis pasos y volteé mi mirada hacia otro lugar, recé en mis adentros para que no me reconocerían, aunque no estaban mirando en mi dirección y había tantos hombres con un traje similar al mío que podría pasar por desapercibido, en realidad, lo había estado haciendo.

—Oh sí, ya sabes lo que sucedió la última vez que salió en el periódico —mencionó una segunda voz—. Fue demasiado vergonzoso y descarado, prácticamente se exhibió desnudo y no le importo, mi hija dice que es normal que los jóvenes hagan eso del sexting, pero creo que él no envió la foto, al parecer, se la tomaron, fue una chica con la que durmió, escuché que casi le dieron un millón por vender esa fotografía del príncipe en toda su gloria, tiene buen trasero y además la...

Dios, iba a vomitar si la escuchaba hablar más de mí, no queriendo ser cómplice de su conversación, principalmente porque era consciente de lo que iba a decir —había escuchado varios comentarios sobre mi miembro y era vergonzoso, muy vergonzoso—, todas estas mujeres podrían ser mi madre y hablaban de mi como si fuera un objeto sexual con el que desearían dormir era asqueroso, y ni hablar de las adolescentes y mujeres de mi edad, era más que abrumador escucharlo.

Estaba harto de escuchar a todos hablar sobre mi último escándalo, ya habían pasado meses y aún seguía siendo última noticia, estaba cansado, sin embargo, me lo tenía merecido, había sido culpa mía que la chica me tomará una foto desnudo, estaba borracho y bueno, había dormido con ella y no me preocupe que algo como eso sucedería, estaba confiado, pero había aprendido una lección además de llevarme un buen sermón.

Mi padre tenia razón, no podía seguir tomando mi vida como un juego, pero desde que mamá había muerto, solo deseaba escapar de la realidad por un segundo, la extrañaba tanto al grado que lloraba cada mañana, tomaba su té favorito por las tardes incluso cuando no era el mío y mantenía mi habitación del mismo azul que una vez ella y mi padre pintaron para mí, mi mayor miedo era olvidarla pero el dolor que sentía en mi corazón estaba consumiéndome, me sentía perdido y no era una excusa el haber tomado todas esas malas decisiones en su ausencia pero quería escapar de ese dolor en parte y conseguía hacerlo con una buena distracción por un momento.

Un príncipe peculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora