Paso los siguientes dos días enfocada en mi trabajo, el día en que Theo y yo peleamos, estaba hecha una furia, estaba tan enfadada que aun continúe maldiciéndole a él, la corte y Dorothea en mi departamento, detestaba el hecho de que Theo se negaba a escucharse a sí mismo, se sentía culpable por sus acciones pasadas y consideraba que la mejor manera de redimirlas era complaciéndose así mismo, lo que era erróneo, si algo había aprendido en la vida es que no podemos ir por allí complaciendo a todos, puedes pasarte una eternidad intentándole dar el gusto a los demás y aun así ellos quedarían inconformes. Sentimos la necesidad de complacer a los demás porque queremos ser aceptados, a veces, sentimos que no encajamos en ningún lugar, que no somos del agrado de nadie y nos vamos creando ideas erróneas de que si imitamos o hacemos todo lo que la otra persona le plazca, nos aceptaran, las cosas no suceden así, tenemos que aprender a aceptarnos a nosotros mismos antes que la sociedad lo haga.
No vuelvo a saber nada de Theo después de nuestra pelea y por una parte me siento aliviada de no verlo, pues siendo la chica impulsiva que acostumbro a ser, siento las ganas de ahorcarle y decirle lo idiota que me resulta por no seguir sus instintos. A pesar de que no lo veo a él, me encuentro con Nathaniel durante los siguientes dos días, con quien he estado intercambiando un par de conversaciones de vez en cuando.
—¿Cómo sigues? —se atreve a preguntar el tercer día en que nos vemos, recarga su cuerpo en el mostrador y me observa acomodar el desorden de papeles que hay en mi escritorio, levanto la mirada y le ofrezco una media sonrisa que resulta más como una mueca. Como si el destino quisiera que nosotros dos fraternizáramos, después de mi pelea con Theo, cometí el error de contarle sobre ella a Nathaniel, bueno, más bien, él había sido quien insistió en hablar sobre el tema asegurándose de que algo andaba mal conmigo debido a mi comportamiento inusual de mal humor. —Lamentablemente no había sido buena ocultando mi enfado—. Termine diciéndole las razones por las que habíamos peleado y Nathaniel se había puesto de mi lado, cosa que era de esperarse porque no era muy fan de su primo.
—Mejor que días atrás —respondo cortante. He omitido algunas cosas, quizás mencione una que otra vez a la corte real y Theo queriendo ser complaciente, más bien, Nathaniel creía que toda nuestra pelea se debía al supuesto compromiso entre su primo y la princesa de Dinamarca, cosa que no quise desmentir del todo, porque si nada de eso hubiese pasado, probablemente las cosas entre Theo y yo hubiesen sido mejores, pero las cosas siempre pasan por una razón y no podemos evitar al destino.
—¿Sabes? Soy creyente de esa frase que dice: si amas algo déjalo libre, si regresa es porque es tuyo, si no, nunca lo fue —asegura. Una risita seca sale de mí.
—¿Es un intento de consuelo? —digo enarcando una ceja, alza las manos a modo de defensa.
—Puedes tomarlo como quieras, pero es una buena frase —contesta—. Además, siempre quise usarla en algún momento como este.
Una risita absurda se me escapa. Me señala con su dedo índice.
—Esa es una linda sonrisa, no como las forzadas que has estado dando a los demás.
—¿Has estado observándome?
—Prometo que no ha sido a modo de acosador —asegura. No digo nada y dejo que de nuevo nos invada el silencio, hasta que él vuelve a hablar.
—Conozco a Theo desde niños, como familia, nos guste o no, hemos convivido por mucho tiempo, nuestra relación no era tan mala antes de que Dorothea se metiera en nuestro camino, le conozco y sé que, si en verdad le interesas o te ama, va a buscarte, solo deberías de darle tiempo —dice con cierta serenidad—. Claro, eso sucederá cuando se le pase el orgullo porque vaya que es orgulloso.
También lo era yo, si Theo pensaba que yo iría a buscarle, eso no sucedería.
—Y si no se le pasa el orgullo, puede olvidarse de mí —digo y una sonrisa se forma en su boca, una grande.
—Vaya que tienes carácter —dice con cierto asombro—, eso es maravilloso. Es bueno tenerlo, sobre todo cuando perteneces a un mundo como el suyo.
—Y vaya que todos ustedes lo tienen —agrego y una mueca se forma en su boca.
—Si lo dices por Dorothea, ella es otra historia. —Me ruborizo porque he pensado en ella de primera instancia, esa chica tenía demasiado carácter, pero de mal gusto. Nathaniel se separa un poco del escritorio y me observa fijamente por unos segundos—. Y hablando de ella, ayer estuvo al lado de Theo durante la cena.
Frunzo el ceño, ¿está diciéndome esto porque quiere meter cizaña entre nosotros?
—¿La cena? —pregunto y una mueca adorna su boca.
—¿No lo recuerdas? El palacio ofrecería una cena antes de la coronación de Theo, al menos un día antes más o menos.
—¿Qué no se suponía que sería un baile?
—Hubo un ligero cambio de planes. Al parecer, la corte real estaba de acuerdo con el compromiso entre Dorothea y Theodore que el supuesto baile que debía ofrecer seria por su compromiso, pero como Theodore la rechazo las cosas cambiaron y la corte real ha llegado a un acuerdo.
—¿Con Theo? —pregunto y niega.
—Solo con miembros de la corte real, hay cosas que el rey debía tratar antes de su muerte.
—¿Sobre por qué no están permitiéndole ser rey a su hijo?
—No del todo, ese tema había quedado resulto, sin embargo, luego de su muerte el parlamento se puso prácticamente en su contra.
—¿Quieres decir que no dejaran que Theo gobierne?
Niega.
—Por derecho le pertenece el trono, sea lo que sea posee sangre real y es hijo del rey. Sin embargo, hay un asunto que su padre debió de tratar con él, uno importante y la corte real estaba dispuesta a apoyar mientras su padre estuviese vivo.
—¿Cómo es que tú sabes todo esto?
No duda.
—Pertenezco a la corte real tanto como mi padre —responde y vuelve a acercarse más al mostrador, así ambos tenemos más intimidad—, incluso sé más de lo que debería, pero no soy tan malo como me consideran, si yo fuese Theodore, creo que no me gustaría enterarme del secreto que tanto se ha tratado de ocultar.
—¿Por qué lo dices?
—Porque hay cosas que son preferibles dejarlas en su lugar. La verdad es desastrosa, Leigh y puede destrozarte para siempre.
Odio pensar que no me gusta la manera en que nuestra conversación se está tornando. Siento la necesidad de tomar las riendas de nuestra conversación.
—Si es tan desastrosa como dices que es, ¿Por qué insisten en revelarla?
—Porque hay personas que les gusta causar daños. Detesto a mi primo, pero no lo suficiente como para algo como esto.
Y como no queriendo continuar con esta conversación, me ofrece una última sonrisa y se va sin más, dejándome con una gran incógnita en mente.
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Se que es un capítulo corto pero igual espero que lo disfruten, ya cada vez nos vamos acercando más al final!
Tranquilos que nada se quedará inconcluso, y pronto sabremos lo que dice la carta del rey a Theo! Les cuento que mañana será mi primer día como prácticante en un kinder, me va a tocar dar clases y eso me pone medio nerviosa porque no tengo la menor idea de como :D De nuevo, se que es corto el capítulo pero asi he decidido que fuera, ya los proximos serán largos.
Diganme, ¿Creen que Leigh y Theo solucionaran las cosas? Imagino que muchas odian a Nate pero en esta ocasión él parece ser team Leigh<3
¡Ah se me olvidaba! Es que tengo memoria de pecesito, resulta que algunas de ustedes se animaron a crear cuentas dedicadas a Leigh, Theo y tambien a Beth (protagonista de mi romance real), les vengo a dejar aquí los username del instagram de cada uno de ellos para que puedan seguirlos y ver lo que comparten!
Theo: theodore_altenberg
Leigh: Leigh_.taylor
Bethany: beth_danielsson
Mi instagram: andreabonnelll
ESTÁS LEYENDO
Un príncipe peculiar
RomanceLos caminos de Leigh y Theo se cruzan debido a un malentendido, tras lo cual, Theo se ve interesado en conocer más sobre la vida de Leigh, mientras intenta descubrir qué sucederá con su propia vida después de que se convierta en el rey de Alemania...