Nos encontramos caminando por la plaza con un pretzel en mano, en busca de una banca disponible para ambos, no hay muchas personas recorriendo el lugar lo cual hace a Theo pasar por desapercibido pues no se molesta en ocultar su presencia. Nos toma unos minutos encontrar una banca desocupada, donde hay un par de aves recorriéndola a pesar de que el sol ya se había metido.
—Dime, no tenías veinte minutos, ¿verdad? —pregunto ganándome su atención, de su boca sale un gruñido debido al mordisco que le ha dado al pretzel y encuentro tierno el hecho de que se le ha ensuciado la barbilla con un poco de queso, tomo mi servilleta y me permito limpiarle, noto un ligero rubor en sus mejillas por ese gesto.
Cuando por fin se ha comido lo que hay dentro de su boca, habla.
—No he mentido, en verdad tenía veinte minutos —dice checando el reloj en su mano—. Y se nos fueron comprando el pretzel —asegura, con una diminuta mueca en la boca.
—Uy, entonces estarás en problemas —me burlo y chasquea la lengua, divertido.
—No estoy seguro de eso, aunque mi padre es quien habitualmente suele darme sermones por no seguir las reglas.
La mención de su padre hace que recuerde la nota que había visto en televisión sobre el hospital.
—Hablando de tu padre... —Guardo un pequeño silencio pensando en mis palabras—. ¿Cómo ha reaccionado por lo del hospital?
Suspira.
—No se ha molestado si esa es tu pregunta, dice que no está del todo sorprendido que Alemania responda de esa manera, él cree que es algo normal, a todos les aterra la idea de un nuevo rey, incluso el mismo día de su coronación hubo personas inconformes ante él, pero ahora todos lo aman o al menos eso parece, se ha esforzado por apaciguar cada rumor malo que sale de él y demostrar que es un buen monarca.
No conozco al rey en persona, pero he escuchado rumores de él, en su mayoría, se dice que es un monarca exigente, pero que se preocupa por el bienestar de su país, tiene interés por sus ciudadanos y está claro que esa bondad de Theo la ha heredado de sus padres.
—Por otra parte, él cree que nuestro mayor obstáculo es lo que sucedió con nosotros. —Una mueca aparece en sus labios, se encoge de hombros—. Ya sabes, nadie ha podido dejar en paz el tema de nuestro beso en el hospital, todos quieren saber quién eres.
Me quedo callada porque no sé qué decir ante ello, es evidente que hay miles de rumores sobre quién puede ser la chica con la que el príncipe se ha besado en el hospital, a todos les intriga saberlo, lamentablemente, yo no quiero que eso sucediera.
—¿Y crees que podrían descubrirlo? —pregunto. La mueca en sus labios permanece.
—Honestamente, lo más probable es que tarde o temprano lo hagan —responde haciendo contacto visual conmigo—. Lamentablemente los medios no descansan hasta conseguir lo que quieren y continuarán investigando hasta saber quién eres.
Desvío mi mirada de la suya y la dirijo hacía en frente, no me imagino cuál sería nuestra situación si los medios se enteraran de que he sido yo quien se ha estado besando con el príncipe en su tiempo libre.
—Solo espero que eso no suceda —me veo diciendo, noto que enarca una ceja, me volteo a verlo. Una mueca se forma en mi boca, no quiero que piense que me avergüenzo de ser vista con él, por eso siento la necesidad de explicarme haciendo una seña hacia nosotros—. Esto —pronuncio, sus ojos me observan curiosos—. Lo que sea que tú y yo tenemos, me agrada y no quisiera que los medios lo arruinaran.
—Te entiendo, también me agrada lo que tenemos. Es diferente a las otras relaciones que he tenido y me gusta.
De pronto siento su mano rozar la mía, las entrelaza y una diminuta sonrisa se dibuja en mis labios. Nos quedamos así por un buen rato, su mano sosteniendo la mía.
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Un príncipe peculiar
RomanceLos caminos de Leigh y Theo se cruzan debido a un malentendido, tras lo cual, Theo se ve interesado en conocer más sobre la vida de Leigh, mientras intenta descubrir qué sucederá con su propia vida después de que se convierta en el rey de Alemania...