La semana termina. Nathaniel y yo no volvemos a intercambiar conversaciones salvo un simple saludo de buenos días por la mañana. Me dirijo a firmar la hora de salida y me despido de mis compañeros, de vuelta a la recepción, intercambio un simple saludo con uno de los clientes frecuentes y les deseo una buena velada.
Heinrich no se ha aparecido por el hotel, según Cassidy, ha estado ocupado haciendo negocios y viajando a España para verificar que todo esté bien con el nuevo hotel. Cuando por fin termino de despedirme de los huéspedes, estoy decidida a dirigirme a la puerta justo en el momento en que veo a Stefan en el mostrador, no sé a percatado de mi presencia, pues está hablando con el empleado a cargo en mi cambio de turno, quien le hace una seña segundos después en mi dirección, Stefan voltea hacia donde me ha señalado, le murmura un "gracias" al joven y se dirige hacia mí.
—Stefan, que sorpresa verte en el hotel —espeto con asombro e incertidumbre. Una diminuta sonrisa, que resulta ser más una mueca se forma en su boca.
—Hola, Leigh, ¿cómo estás?
Lleva las manos dentro de los bolsillos de su pantalón y trae ese traje negro que acostumbra a usar cuando está trabajando.
—Estoy bien, ¿y tú? ¿Puedo preguntarte que haces aquí? —Intento ser educada con mi pregunta. Detiene sus pasos al llegar a una distancia razonable entre los dos, ni muy cerca ni muy lejos, lo suficiente para escucharnos.
—Estoy bien —responde con serenidad—. Lamento importunarte, pero estaba buscándote. Me preguntaba si los dos podríamos hablar.
—¿Ahora?
He hablado con Stefan antes y me agrada demasiado, es simpático, honesto y tiene una vibra sumamente cálida, pero me sorprende que se haya presentado en el hotel solo para hablar, lo que provoca que la preocupación se apodere de mí al pensar en que algo pudo haberle pasado a Theo. Stefan parece notarlo porque se apresura a aclarar su visita.
—Él está bien —confirma mi ansiedad—. Y aclaro que no me ha mandado a verte ni nada similar, he venido por cuenta propia, recién salgo del trabajo y me dio por querer ir a caminar ¿Quieres acompañarme?
Curiosa ante su visita, asiento aun con el ceño fruncido. Tengo el presentimiento de que su visita tiene que ver con Theodore.
—Sí claro, recién acabo de firmar la salida. Estaba por marcharme.
Stefan me dirige hacia su auto para que ambos pudiésemos llegar al parque en el que habitualmente suele hacer ejercicio, aquel parque en el que ambos nos encontramos montando bicicleta. No nos toma más de cinco minutos llegar. La idea de sentarse en una banca y mantener una conversación es tentadora, sin embargo, preferimos caminar.
—Perdón, pero estoy sorprendida de tu visita —me veo admitiendo al tiempo en que avanzamos. Hay niños corriendo por los alrededores jugando a la pelota y personas haciendo caminatas con sus mascotas, lo que logra quitarle la seriedad a nuestra conversación y me hace sentir cómoda en segundos. Stefan se toma su tiempo antes de responderme.
—Es sobre Theo —se anima a decir, cosa que no me sorprende. Una mueca se forma en mi boca.
—¿Qué hay sobre él?
De nuevo tarda en responder.
—Supe que ustedes dos discutieron.
—¿Te fue con la noticia? —hablo de inmediato, ganándome una mirada de sorpresa por culpa de la brusquedad de mi pregunta. Niega.
—No hizo falta que hablara. Es mi mejor amigo, le conozco bien.
Caminamos por unos minutos, los dos sin decir nada, dejamos el silencio nos invada hasta que me animo a contarle.
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Un príncipe peculiar
Storie d'amoreLos caminos de Leigh y Theo se cruzan debido a un malentendido, tras lo cual, Theo se ve interesado en conocer más sobre la vida de Leigh, mientras intenta descubrir qué sucederá con su propia vida después de que se convierta en el rey de Alemania...