Los días pasaron, aún tenía la carta conmigo pues no tenía el valor suficiente para entregársela a Theo, pasaba mis noches leyéndola una y otra vez, había tantas respuestas escritas en ella.
Stefan y yo no habíamos vuelto a estar en contacto, por lo que no tenía la menor idea de cómo se encontraba Theodore, una parte de mí estaba destrozada por él, mi corazón sentía haberle hecho daño, me sentía culpable por todo lo que había pasado entre los dos. Tenía miedo de presentarme en el palacio y verlo, sabía bien que solo bastaba con verle unos solos segundos para que mi mundo se derrumbara, le amaba, y me partía el alma saber que las cosas entre los dos habían terminado. Sobre todo, tenía miedo en que jamás pudiese perdonarme.
Cinco días más tarde, reúno el valor suficiente para ir a buscarlo, conseguí que Heinrich me llevara hasta el palacio después de conversar con él sobre mi relación con Theo.
—Tranquila, ¿sí? Sabes que pase lo que pase, siempre me tendrás aquí —me anima Heinrich antes de que baje del auto, le ofrezco una tímida sonrisa y no aguanto el impulso que termino abrazándolo—. Voy a separar por ti aquí afuera, toma todo el tiempo que sea necesario, estaré esperándote.
Asiento frenéticamente y tomo un par de respiraciones antes de bajar del auto, mis manos sudan por más que las limpie entre mi ropa. Puedo, hacerlo, puedo bajarme, entregarle la carta y salir de allí.
Bajo del auto con inseguridad, jamás me he sentido de la manera en que me siento en ese momento, estoy asustada. Llevo la carta a mi pecho como si pudiese abrazarla, me siento segura con ella a mi lado, es como si el rey estuviese apoyándome con cada palabra que había escrita en ella, frente a la puerta del palacio, tomo una bocanada de aire y me animo a hablarle a los guardias, me acerco a uno de ellos, quien al parecer tiene noción de quien soy, le pido si puede buscar a Stefan, rápidamente asiente y le pide a otro guardia que vaya a traerle, diez minutos más tarde, Stefan aparece en la puerta. Su instinto es abrazarme, abrazo que recibo sin ningún inconveniente.
—Está en su despacho —murmura en mi oído, yo asiento en acuerdo, cuando nos separamos, los dos caminamos en silencio por los largos pasillos del palacio hasta llegar al despacho donde se encontraba—. Estaré por aquí cerca en caso de que me necesites.
Dice en un tono serio, asiento de nuevo y limpio el sudor de mis manos en mis pantalones. Stefan me sonríe.
—Podrás hacerlo —me anima y seguido de eso desaparece. Me tomo todo el tiempo que considero necesario antes de tocar a la puerta principal, saber que está al otro lado de la habitación, provoca que mi corazón lata con fuerza.
—Adelante —le escucho gritar. Su voz suena firme, y a pesar de que no es tan clara debido a la puerta cerrada, logra ponerme nerviosa. De nuevo, me tomo mi tiempo.
Abro la puerta con delicadeza, cuando la puerta está lo suficientemente abierta como para verle, siento todo mi cuerpo paralizarse. Se ha levantado de su escritorio, noto que también se tensa al verme, bajo la mirada y me animo a entrar, opto por dejar la puerta semi abierta.
—¿Qué haces aquí? —pregunta asombrado. Abro la boca para responder, pero las palabras no salen de inmediato, mi corazón late con más fuerza.
Mantenemos el contacto visual, puedo ver dolor en su mirada. Desvío mi mirada de la suya para evitar el contacto visual y que la punzada en mi pecho crezca.
—Necesitaba verte —consigo responder. Theo traga con fuerza, abandona su lugar detrás del escritorio y camina hacia mí dejando un par de centímetros de distancia entre nosotros, quiero retroceder, pero no lo hago, me quedo estática en mi lugar.
Theo no responde, simplemente se queda observándome fijamente, lo que incrementa mi nerviosismo, esta vez soy yo quien se atreve a dar un paso al frente luego de un tiempo, mi voz se corta al hablar.
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Un príncipe peculiar
RomantikLos caminos de Leigh y Theo se cruzan debido a un malentendido, tras lo cual, Theo se ve interesado en conocer más sobre la vida de Leigh, mientras intenta descubrir qué sucederá con su propia vida después de que se convierta en el rey de Alemania...