Capítulo 29

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Stefan viene a buscarme quince minutos más tarde, luce preocupado, me hace una seña para que lo acompañe y ambos vamos hacia su auto.

—¿A dónde se lo han llevado? —pregunto subiéndome al auto junto con él.

—Lo han sacado de aquí lo más rápido posible para evitar alguna tragedia, pero descuida, él está bien.

—¿Qué quieres decir? —pregunto con preocupación en mi voz—. ¿Por qué se han puesto así de la nada?

Él suspira, la situación no parece sorprenderle mucho a pesar de su preocupación.

—Los ciudadanos no siempre están contentos con la realeza —responde con una mueca en los labios—. Y como sabes, el príncipe no siempre ha tenido la mejor reputación, cosa que solo consigue aumentar el desprecio hacia la familia real.

—Aun así, no veo el motivo del por qué abuchearlo.

Las personas podían ser juiciosas sin tener un buen argumento.

—Tampoco yo, lamentablemente, a los demás no les importa las cosas buenas que el príncipe o el rey hagan, casi siempre están viendo sus errores, es lo malo de ser figuras públicas, la mayoría del tiempo siempre tratan de ver sus defectos en vez de sus cosas buenas.

—Sigo creyendo que no fue correcto que lo trataran de esa manera, él lo hizo por los niños no por su reputación.

Dejo escapar el resoplido que he estado conteniendo, dentro del auto, no oculto mi enfado hacia las personas que han abucheado a Theo.

—Intenta decirle eso a todos —dice Stefan con una gran mueca, también está inconforme con la situación—. Nadie va a creerte, como ya dije, siempre ven sus defectos o más bien, ven lo que les conviene.

—¿En verdad está bien? —pregunto para confirmar que Theo realmente se encuentra bien, a pesar de que Stefan dijo que lo estaba, el suspiro pesado que suelta me hace voltear a verlo, inquieta por una respuesta.

—Lo está, es un hombre fuerte, ha lidiado con esto antes, de cierta forma no le sorprende que una situación como está sucediera, pasa seguido.

—¿A dónde vamos? —pregunto luego de un tiempo, al no tener idea de a dónde nos estamos dirigiendo.

—Theo me pidió que te reúna con él en el hotel.

No intercambiamos más palabras por el resto del trayecto. Cuando llegamos al hotel, veo a un auto color negro aparcado en el estacionamiento, Theo esta recargado en él junto con otros dos guardias, en cuanto me ve salir del auto de Stefan, no duda en venir a mí.

—¿Estás bien? —es lo primero que sale de mi boca, una mueca aparece en sus labios y asiente.

—Sí, estoy bien, no pensé que las cosas saldrían a mal.

Quiero abrazarle, pero me quedo en mi lugar porque me incomoda el hecho de que sus guardias y Stefan estén atentos observándonos, Theo parece notarlo también.

—¿Nos permitirían un tiempo a solas? —les pregunta a todos—. Leigh y yo daremos un pequeño paseo, volveremos pronto.

—Avísanos si necesitas algo —se apresura a decir Stefan y los guardias asienten.

—De acuerdo, pueden tomar un descanso si lo desean —les indica a los guardias, quienes comparten una mirada entre ellos no muy convencidos de las palabras del príncipe, pues es su deber asegurarse de que esté bien. Después de casi un minuto, no protestan y aceptan quedarse con Stefan y darnos tiempo a solas.

Comenzamos a caminar en silencio, no decimos nada hasta que pasamos un par de locales qué hay a nuestro alrededor.

—No sé qué pensar al respecto —habla por fin, cuando llegamos a un pequeño parque que se encuentra a los alrededores, los dos nos sentamos en una banca vacía—. No imaginé que las personas reaccionarían de esa manera.

Un príncipe peculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora