Capítulo #6:

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Antonio:

—No siento que mis chicos estén listos para esa labor ni, aunque nos apoye el escuadrón cinco ─hablo desde la oficina de mi superior—, menos con dos nuevos soldados.

El dueño del despacho pasa la mano por su cabeza y frunce sus gruesos labios. Está pidiendo mucho con ese trabajo. No digo que no la haremos, estoy claro que ese asunto específico no lo debe llevar a cabo mi equipo. Jamás tenemos misiones de ese tipo.

—Creo que podrán con eso —dice el superior.

—Solo digo que en el instante en que las órdenes se salga de control teniendo que abortar la operación, no será mi culpa.

Es una posibilidad bastante grande. No realizamos entrenamientos de esta clase. Pocas han sido las ocasiones que hemos tenido que trabajar en capturas. Peor aún, que viajaremos en un avión de normal —aunque militar— no en el Súper Hércules.

—Estoy seguro que Baker mantiene en forma a mi escuadrón. Yo me uno a la misión —repone mi hermano que recién hoy se incorpora.

Hago un gesto con mi boca de que no estoy del todo de acuerdo con esto, pero no voy a permitir que mi hermano se embarque solo en esta aventura. Supongo que al final, sí tendremos que ir.

Vanessa:

Vic sale de las taquillas y me quedo en soledad. Esta mañana cuando el bip sonó ya estábamos despiertos desayunando.

Me había olvidado del trabajo puesto que envié los formularios a Douglas con mi amigo y me relajé. Toda calma tiene su posterior tormenta y aquí estamos.

Analizo el lúgubre ambiente para fijar la vista en el piso. Hoy me siento menos estable —emocionalmente hablando—, que de costumbre, pero el trabajo no se hace esperar jamás y menos el de una S.E.A.L.

─¿Vanessa? ─Siento una voz a mi espalda.

Es conocida, de manera triste recordada. Esto se tornará difícil y solo quiero que alguien entre en este minuto por esa puerta.

Me vuelvo. Por Silenciosa me encuentro a Douglas.

—Sargento mayor del cuerpo de Marines —saludo, poniéndome en pie y firme.

Él me abraza olvidando nuestros rangos. No lo correspondo. Sé cuánto apreciaba a Ashton, pero en S.E.A.L. no es ni el día ni la hora, ninguno lo será nunca.

—Nessa... —Me toma por los hombros en un suspiro—… han pasado años, hace cinco años que no te veo. Alan casi no te menciona en nuestras reuniones. ¿Qué es de ti? ¿Te casaste? ¿Tienes...?

—¡No! —Me separo veloz—. Nunca.

Jamás concibo que alguien pueda preguntarme algo como eso. En ningún minuto sería capaz de pensar en retomar mi vida.

—¿Cómo está la señora? ─Me refiero a su esposa. La vi pocas veces, las suficientes para entender que es la mujer ideal para su persona.

Tengo que cambiar el tema. Soy una experta en ello por lo cual pondré mis conocimientos en práctica.

—Muy bien, aún pregunta por ti. —Sonríe.

Mackenzie [✓] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora