Capítulo #12:

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Capítulo #12:
 
Vanessa:
 
En las cuatro paredes de mi habitación donde está retumbando el bip no hay más que un cuerpo vacío. Todo sucedió muy rápido, yo salí corriendo hasta el cementerio en el que estaba enterrado él, mi padre me encontró y lo siguiente que ha sucedido desde esos dos días atrás es que he tenido fiebre alta y mucha tos, pero me niego a salir de mi habitación.
 
¿Cómo le veré la cara a Derek? ¿Cómo podré levantarme de aquí si hace cuarenta y ocho horas que solo tengo escalofríos? Espero que no sea una misión conjunta, pero ahora que me encuentro por mi cuenta es más difícil de deducir sobre mi futuro. ¿Cómo fui capaz de serle infiel a mi esposo? Esto ha sido lo peor que hice alguna vez.
 
─Nessa ─habla la voz de Vic desde la puerta─. Tenemos que ir a S.E.A.L., compré... compré desayuno.
 
Me siento en la cama con las rodillas altas. Estoy tapada con todas las sábanas y cubrecamas de la casa. Mi última destemplanza fue de 40ºC, eran las 03:30. Abrí la puerta para tomarme alguna pastilla que contuviera mi enfermedad. No lo vi en su habitación, por lo que deduje que estaba en casa de Derek.
 
─Nessa, por favor dime algo para saber que estás bien. ─No logro mirarlo ni nada por el estilo─. Por favor, te juro que...
 
Toso fuerte y alto para que lo escuche. No me importa lo que haga con su superior, es solo que no me siento lista para ver a mi mejor amigo luego de lo que hice con el hermano del hombre con el que se acuesta.
 
─Ok, nos vemos ahí abajo.
 

Antonio:
 
Percibo el bip de mi hermano desde su habitación. Me dejó quedarme en su sofá a ver si el sueño me llegaba. Jamás lo hizo. Mi teléfono no se inmuta en lo más mínimo, al parecer nadie me necesitan en la unidad hoy, solo a ellos.
 
─Derek. ─Lo llamo abriendo los ojos.
 
Está molesto hasta hartarse todavía. Hace dos días que ni siquiera me habla. Tarde en la noche vino Víctor Baker ayer. Ninguno de los dos comentamos nada sobre el incidente debido a que Mackenzie no lo hizo. Nos dijo a ambos que estaba todo el día en su cuarto y que no hablaba con nadie.
 
─¿Qué te sucede Antonio? ─pregunta delante de mí vestido con el uniforme. 
 
─Ya no importa. ─Me acomodo en el mueble─. ¿Puedes al menos decirme si está bien?
 
Es tan parecida a Angie que temo que le vaya a suceder lo mismo. No dudo que tengo un millón de ganas de aclarar las cosas; de decirle cuanto siento lo que hice, pero por sobre todo, de pedirle una explicación razonable para como puso mi pene. Sé que se escucha egoísta de mi parte, pensar solo en lo que me satisface luego de arruinar la vida de una mujer que bastante ha sufrido ya. A decir verdad ni albergo idea de qué demonios sucede conmigo. Derek camina hasta la puerta con pasos apesadumbrados.
 
─¿Para qué? ─Me observa, sosteniendo el picaporte─. ¿Terminarás de matarla por dentro?
 
Cuando cierra la puerta me doy cuenta que usó ese tono sarcástico que en tiempos de crisis ni a él le funciona ni yo lo entiendo.
 
Una loca idea comienza a surcar mi cabeza. Debo aclarar las cosas, explicarle que estaba ebrio y ella no se encontraba bien esa noche, además de preguntarle cuál es el toque mágico que tiene. Antes de darme cuenta estoy atravesando la portilla que Derek cerró hará unos cinco minutos. Si me apresuro podré verla en la unidad.
 

Vanessa:
 
Confieso que el viaje hasta aquí fue más difícil de lo que pensé. Bajé las escaleras con la esperanza de que mi mejor amigo se hubiese ido ya, pero me aguardaba. No pude resistirlo y me derrumbé del todo delante de él. Jamás le contaré la verdad porque no estoy preparada para vivir sin él. Le pedí disculpas por todo y asumo que lo interpretó como mi fuga del departamento de Derek. Mejor que se quede todo así.
 
Antes de venir aquí, me tomé cuatro píldoras contra los dolores. No puedo quedarme en casa, martirizándome por lo que hice ya que así solo conseguiré sentirme peor. El trabajo me tendrá ocupada y mientras tenga mis pastillas a la mano nadie sabrá que estoy enferma. Aunque la fiebre no cede, ni siquiera Vic lo notó.
 
─¡Mackenzie! ─Siento un grito a mi espalda y me tenso tanto que duele.
 
No quiero ni mirarlo el rostro. El karma ya se había demorado en hacer de las suyas.
 
Si lo miro la cara lloraré, recaeré en las lágrimas que el trayecto aquí logró absorber.
 
Mientras nos orientaban la misión, escuché que seríamos nosotros nada más. Entonces, ¿qué hace? Pensé que no lo vería hasta tener una misión conjunta. Estoy arruinando mi vida quedándome en pie, sin embargo, es como si una fuerza sobrehumana me sujetara al suelo. Odio ser yo misma quien me lo diga, pero tendré que verlo seguido.
 
Él no tuvo la culpa. Es hombre, bastante bien imitó a los sujetos que sienten y piensan dejándome subir a su casa esa noche. Vic tampoco es culpable, tiene necesidades sexuales al igual que Derek, al parecer. La única responsable soy yo. Fui infiel al único ser humano que he amado, a Ash.
 
Siento sus pasos a la distancia y echo a caminar rápido.
 
─¡Espera! ─chilla, causándome un terror del demonio.
 
«Cálmate Nessa, aléjalo y evita mirarle a los ojos. Inventa una excusa, ya no tiene tanta potestad sobre ti, debes cuidarte respecto a la insolencia».
 
─Lo lamento sargento, tengo prisa.  ─Mi corazón golpea contra mi caja torácica con fuerza y las lágrimas tratan de fluir. No quiero verlo nunca más en mi vida.
 
Me duele el alma porque traicioné a la persona que más me importaba. Tuve sexo fuera del matrimonio y lo peor es que Antonio Ross me llevó a un orgasmo, soy tan estúpida que... que me corrí. Eso me hace doble infiel, triple. ¡Joder soy una maldita puta!
 
─¡Mackenzie! ─Una mano sujeta mi hombro y contengo una lágrima.
 
¡¿Qué demonios quiere?! ¡Por qué no puede dejarlo estar?!
 
─Ya leí tu hoja de vida y créeme que...
 
─Necesito irme, ahora.
 
Me enfurece que lo sepa, que me mire con lástima a partir de este momento. Suficiente con lo mal que estoy por lo que hice con Antonio, con el hombre que me molestó y llamó «puta» en más de una oportunidad. ¡¿En dónde demonios tenía la cabeza?!
 

Mackenzie [✓] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora