Capítulo #30:

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Misión #8:

Vanessa:

─¡Tres semanas en alta mar! ¡juro por lo más alabado en el cielo que este verano ni siquiera iré a la playa! ─Grita Vic desde el baño y advierto como se afeita, todos tuvieron que volver a casa a las mismas labores. Fueron los peores 21 días de mi vida.

Realizamos recorrido por puntos ciegos descartándolos al instante, nadie atacaría en sitio custodiado por militares de los más altos mandos, Collen incluido entre ellos, ese es el mejor soldado que he conocido. Está solo en el planeta y vive feliz así, aunque me confesó que tal vez tenga algún bebé en cualquiera de los puertos del mundo. Reímos muchísimo con sus narraciones acerca de China, España, Rusia y de todos los países que ha visitado por trabajo. Logró que olvidara la conversación con Antonio, este último también se desgarró de las carcajadas, jamás le vi sonreír tan intensamente.
Derek y Vic por su parte mantenían la distancia.

En más de una oportunidad pensé que estaba en problemas, pero tras el despertar 19 las cosas se normalizaron, descubrí que mi jefe estaba un tanto celoso por la cercanía de uno de los marinos a mi mejor amigo. Atendí lo que me dijeron ambos, pacientemente, deseando que los percances de esos dos terminaran para sentarme a la luz de la luna con el Capitán del barco a oír anécdotas de India y las tierras lejanas. Sin embargo, no todo fue diversión. Los árabes siguieron enviando mensajes conspirativos, pero nada sucedió.
Flandes estuvo pendiente a mí cada segundo, era agobiante, quería mi espacio algunos minutos.

Acomodarme en cubierta solitaria meditando sobre lo que me esperaba al llegar a San Diego, la verdad, en el buque jamás tuve necesidad de meditar, entre bromas, cuentos, música, si, el Sargento Collen o Stan como aprendí a llamarle cariñosamente al igual que todos toca la guitarra. Nunca me imaginé que una misión peligrosa se convirtiera en una tan entretenida, la vida nos da sorpresas de vez en vez que nos son imposibles de revertir. El rubicundo no se veía asustado, decía que estaba muy cómodo esperando la muerte, no le temía ya que había estado muchos años sin vida antes de nacer y nada le había ocurrido, fue la reflexión más inteligente que oí. Seguido interpretó una pieza de su autoría, para los presentes fue mediocre, pero a mí me encantó, mamá me enseñó de música, sé reconocer algo hermoso cuando lo veo.

La última noche me sentí extraña al Douglas informarnos que un nuevo grupo iría a relevarnos, los arreglos del maldito musulmán duraron más de lo esperado, nuestros ingenieros estaban redoblando sus esfuerzos, pero parecía no ser suficiente. Del árabe no supe más, tampoco me preocupó, estaba absorta en lo divertidas y tranquilas que fueron las cosas, nunca pasaré una misión igual a esa. Si no tuviera a mi padre, a Vic junto con la esperanza de tener un bebé pediría transferencia a la patana de Stanley Collen, Sargento al que siempre guardaré con cariño en mi corazón. Precedentemente de irnos me dijo que toda la vida seré bienvenida, es increíble, fue el único hombre que no me vio con ojos depravados ni habló de mis curvas, hasta me dijo Vanessa las tres semanas.

-No me negarás que la pasaste genial, bueno tras el ataque de celos que tuvo Derek -Espeto abriendo la puerta del lavado.

Víctor va vestido con una camiseta rosada de cuello en forma circular, no tiene dibujos ni nada en la parte frontal, solo una línea blanca con la palabra ADIDAS cerca del costado izquierdo, una especie de pantaloneta demasiado ajustada que le levanta los glúteos de forma hasta divertida, es a juego con la prenda superior y unos zapatos negros que no hacen que sea difícil deducir el entrenamiento que tendrá en breve. Regresamos ayer, mientras yo tomé un baño decente, con jabón de verdad, cremas, de todo cuanto pueda necesitar, él durmió hasta hoy aproximadamente esta hora, las 10:00. No estoy cansada, por lo que idealicé visitar a mi padre y realizar la compra mensual.

Mackenzie [✓] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora