Capítulo #14:

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Misión #3:

Vanessa:

Entro en el auto comiendo la rosquilla que Vic compró. El bip resonó esta vez en medio de uno de mis entrenamientos. Han pasado dos semanas después de que salí del hospital, de que recibí mi nueva y más preciada posesión. En más de una ocasión ha intentado hablar del tema, finjo ignorarlo. Le pedí que dejara de mirarme con los ojos llenos de lástima. Pretendí que, fuera de mi habitación la vida continuaba.

Al marcar el reloj las 20:00 el encanto se terminaba, me encerraba en mi cuarto para llorar a mares, leía y releía la carta. Esa fue su última voluntad, que yo rehiciera mi vida con alguien más. Lo cierto es que estoy más que renuente a comenzar todo otra vez. Lo haré puesto que es parte de que me perdone por serle infiel, cumpliré cada pauta de esa carta. Lo cumpliré porque me lo está pidiendo ya que no hay lugar en mi corazón para nadie más. Quizás pase la vida sin que me encuentre a alguien, entonces no sería mi causa.

─¿Llevabas mucho corriendo ─Dentro del auto me doy cuenta de que trae mi bolso y una muda de ropa limpia. La utilizaré si regreso.

─Unos 20 minutos. Lamento que hayas tenido que desviarte por mí ─Jadeo recostándome al asiento y pasando mis manos por mi cara.

Llegaré a la unidad con una pantaloneta ajustada de color rojo para correr y un top del mismo tono que me cubre hasta la barriga, sin tirantes, con una tela tan gruesa que me impide meter el sujetador entre mi piel y la misma, rojo igual, imagino la cara de los depravados sexuales, es lo de menos. No podía darme el lujo de ir hasta el departamento para cambiarme de ropa.

─Nunca es problema. Se habían demorado ya.

─Así es ─Meto la rosquilla en mi boca, la como de golpe. Los alimentos tienen el mismo sabor.

─Derek me dijo que sería una misión conjunta, veremos a Ilian ─«Y a Antonio» chilla mi subconsciente con pesadumbre. No conté nada a Vic, pretendí que la vida seguía cuando aquella noche se quedó en donde caí cerca del cementerio el cual he visitado de 15 días que tienen estas dos semanas 13 veces. Vic no lo sabe, solo me ve salir y regresar, no pregunta nada porque me niego a responder.

Me quitaron los puntos de la muñeca una semana después de irme del hospital. Desde entonces bloquee las llamadas de ese número desconocido que supongo y sea de Antonio. Estoy harta de él. Hoy lo veré y fingiré como hasta este minuto, en cuanto la misión termine lloraré en mi habitación al menos 48 horas.

─Y a Flandes ─añado como dato. Lo vimos una tarde que fuimos el Sunset pregunté por su herida. Me mostró que ya casi estaba cicatrizada─, nos dijo que se incorporaría en la próxima misión que tuviera.

─Nessa el E-4 estuvo de viaje hace menos de seis días ─Nos detenemos en el semáforo con una bombilla roja.

Vic va con el uniforme lo lavamos en la lavandería del edificio y lo guardó en casa. Por fortuna Douglas fue convencido por papá de que mi salud emocional estaba bien y que no debía saber nada mi superior puesto que como era nueva eso me traería problemas. Aceptó con la condición de que tenía que ir a cenar a su casa ya que su esposa quería verme después de tantos años.

─Oh ─Dejo salir recuperando mi compostura. Por un momento la posibilidad de que Antonio no haya regresado se escucha bastante atractiva.

Antonio:

─Seis putos días para descansar ─espeta Ilian en lo que nos ponemos el uniforme. Él y Flandes fueron los únicos que se lamentaron porque Vanessa Mackenzie se fuera al escuadrón cinco.

Mackenzie [✓] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora