Capítulo 8

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Había pasado una semana desde lo sucedido con Jacob, desde entonces ha estado distante, pero aún así participaba de manera escasa en las conversaciones u otro tema que tuviera que ver con el objetivo principal que era cambiar su pensar acerca de los pobres (y tal vez sobre mí) no es que me importara mucho que fuera bueno conmigo, era solo que quería que al menos se comportara más amigable como los otros dos, aunque era Jacob, imposible cambiar su forma de ser tan rápido.

—Es todo por hoy, nos vemos el lunes —concluyó Fiona dando por terminada la clase.

Salimos de la escuela sin problemas por la poca cantidad de estudiantes que había, nada se tornaba ruidoso ni mucho menos poco espacioso, era agradable el ambiente. Mientras caminábamos, la señorita Brisa se unió a nosotros, pero claro que a mí me miraba indiferente como si no existiera para ella, hacía lo posible por lanzarme malas caras, en cambio; se mostró coqueta con los chicos cada vez que los veía, comenzaba a molestarme su comportamiento.

Por lo menos si iba a llevarse bien con ellos, que no me dejara a mí de lado. Rodé los ojos porque ella estaba más que todo pendiente de Axel y Jacob por ser los más grandes, como Damián era menor, no le prestaba mucha atención a este último, casi lo ignoraba tanto como a mí.

—Ay que gracioso eres Axel —soltó una carcajada de bruja. Llevando una mano a su boca de manera risueña.

—No creo que haya dado risa mi comentario —inquirió Axel confundido por su reacción.

Él solo le había comentado a la pelinegra que extrañaba jugar videojuegos en casa. Cosa que fue un tema bastante normal, pero Brisa lo volvió lo suficientemente exagerado como para fingir una risa. Ella estaba en medio de Axel y Jacob, casi que agarrándose de cada brazo de ambos muchachos. Pobrecitos, me apiadé de sus almas por la hiena que tenían cerca.

—¿Ya te dijeron que eres molesta? —indicó Jacob, con sus manos entre los bolsillos.

Él movió el brazo para zafarse de su agarre, pues Brisa se había puesto muy confianzuda. Cosa que la dejó con el ceño fruncido por la reacción que de seguro no esperaba por parte del amargado. Se notaba que todavía no lo conocía bien.

Recibió una dosis de la cruel y dura verdad. Sonreí de manera maliciosa porque Jacob le había hecho un mal comentario, cosa que Brisa se tomó normal, hizo lo posible por fingir que no le importaba y solo siguió de risueña, una hipócrita, estaba claro que andaba detrás de ellos porque sabía lo adinerados que eran.

Interesada.

—No seas malo, Jacob —le dio un leve golpe en el brazo—. Aunque, me gustan los tipos malos —agregó en un tono sensual que me dio escalofríos.

Horrible.

Brisa le lanzó una mirada coqueta al pelinegro, lamió su labio inferior intentando verse más sexy para él, pero Jacob se limitó a rodar los ojos y soltar un suspiro en fastidio, era obvio que no le agradaba el actuar de la chica, y es que hasta yo pensaba que estaba siendo muy entrometida, lanzada y fastidiosa.

Negué con la cabeza porque me causaba algo de gracia el momento. El agarre de una mano sobre la mía me sorprendió, sacándome de mis pensamientos en donde estaba analizando a Brisa y su interés hacia lo chicos.

Era Damián.

Hizo que me detuviera junto a él, esperó a que los otros tres estuvieran más adelantados para poder mirarme con una expresión de curiosidad y malicia. ¿En qué estaba pensando ese niño?

—Quiero mostrarte un lugar —murmuró para que los demás no escucharan.

Pero fue en vano, porque tenían los oídos tan abiertos que al escuchar a Damián hablar, todos se voltearon como zamuros y casi corrieron hasta nuestra ubicación, no estábamos a más de dos metros de distancia. La curiosidad se les notaba en el rostro.

Emily y compañía [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora