Capítulo 42

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—¡Te voy a extrañar mucho, Emily! Pero sé que nos volveremos a encontrar, pronto también regresaré a la ciudad —comentó Camila abrazándome.

Estábamos fuera de la casa despidiéndonos. Los padres de Axel nos esperaban en la limusina negra un poco alejados de la entrada del pueblo debido a la nieve acumulada en el camino. Mamá y papá tenían los ojos aguados por mi partida, sabía que lo que más extrañaría sería desearles los buenos días a ambos en las mañanas.

No podía creer que estaba emprendiendo un rumbo diferente al que me imaginé. Pensé que mi vida estaría siempre en el pueblo, trabajando en el huerto sin recibir ninguna paga, ayudando a los vecinos. Pero me dieron una oportunidad increíble, no me arrepentía de la vida que tenía siendo pobre, pero poder estudiar y tener un futuro mejor, me emocionaba en cierta parte, sobre todo porque estaría con los chicos que me gustaban.

—Por favor, lo único que les voy a pedir es que cuiden a mi hija con sus vidas —suplicó mamá sonando su nariz con un trapo.

—No se preocupe, amamos lo suficiente a Emily como para protegerla de las maldades del mundo exterior... —confesó Axel, llevando una maleta con mis cosas.

—Si mi hija regresa al pueblo diciendo que le hicieron daño, voy a ir yo mismo a sus casas con un bate de béisbol —los amenazó papá, pero luego rio dando a entender que estaba bromeando.

—Es hora de irnos, antes de que el clima empeore —comentó Jacob llevando otra maleta.

—Emily, no olvides escribirnos todos los días, recuerda cuidarte en todos los sentidos, no queremos un nieto tan pronto —reprochó mamá, secando una lágrima que corrió por su mejilla.

—Tranquila, mamá, no me olvidaré de ustedes —les di un último abrazo.

Sentía un nudo en la garganta porque no los volvería a ver durante un buen tiempo... Pero estaba emocionada por lo que me esperaba vivir. Camila también me dio un abrazo entre lágrimas, después se dirigió a Damián diciéndole que logró superarlo y se enamoró de otro niño del pueblo, cosa que nos alegró a todos.

—Nos vemos —dijeron los chicos al unísono.

Seguía saludando mientras caminaba lejos de la casa, era nostálgico porque me estaba alejando de mi hogar para dirigirme a una nueva vida, una a la que no estaba acostumbrada. Sería difícil al inicio, pero me iba a esforzar para salir adelante por mis padres, por los chicos y por mí.

Caminamos y el viento era horrible, la fuerza que tenía me empujaba a tal punto que Damián me tuvo que sujetar del brazo para que no saliera volando, no supe en qué momento se volvió un chico fuerte, o tal vez siempre lo fue. Llegamos al auto que ya tenían encendido. Me ayudaron a subir y en cuanto estuvimos listos el señor Mark arrancó sin dudar para llegar antes de que la tormenta de nieve que se avecinaba nos agarrara.

Saber que pasaría navidad lejos de mi familia, me dolía en el alma, pero era por una buena causa. Después de todo, estaba feliz porque mi vida con ellos iniciaría. Me recosté en el hombro de Damián para tomar una siesta, no sabía qué tan largo sería el trayecto.

En cuanto mis ojos se abrieron, ya habíamos llegado a nuestro destino. Me bajé siguiendo sus pasos. Los padres de Axel se despidieron de nosotros deseándonos lo mejor, que si necesitábamos algo solo le avisáramos. Vi el terreno que se encontraba frente a nosotros, estaba lleno de nieve, pero había un enorme portón negro como entrada principal.

Axel sacó unas llaves para abrirlo y que pudiéramos entrar, un poco más atrás estaba la casa, era grande, pero no tanto como la de Axel. Llegamos a la entrada, una puerta doble de madera fue lo primero que encontramos, ya estando dentro divisé el amplio espacio en donde estaba la sala.

Emily y compañía [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora