Emily y compañía [COMPLETA]

Capítulo 36

—¡Estoy muy confundida! Tengo muchos sentimientos encontrados  —exclamé siendo sincera. Tantas confesiones en poco tiempo me mareaban.

O solo era una excusa que le daba a mi cabeza para no soltar la verdad, decirles que me gustaban los tres era una locura que me costaba confesar. Se me hacía imposible porque los nervios me carcomían cada vez que intentaba abrir la boca con la intención de hacerlo.

¿Por qué era difícil? ¿Qué era lo que tanto me impedía hablar? Expresar que los quería demasiado, lo suficiente como para desear intentar algo con los tres. Es que mi mente iba a explotar de tanto pensar.

—No te estamos forzando, puedes pensarlo durante más tiempo si quieres —comentó Axel con la mirada fija en el colchón, decaído —. El único que lo está haciendo es Jacob.

—Quiero una respuesta inmediata, soy alguien impaciente —dijo el antes nombrado mientras cruzaba sus brazos—. Te aconsejo que lo hagas pronto porque nos estaremos yendo a partir del próximo mes, por eso estoy desesperado en saber si me vas a escoger o no, para llevarte conmigo —añadió.

¿Qué? Mi expresión de confusión se hizo presente en mi rostro, la tristeza y el nudo en la garganta me invadieron, sentí mis ojos aguarse al compás de la decaída mirada que tenían todos sobre mí. ¿Se irían al mismo tiempo? ¿Por eso querían que escogiera a uno? Porque planeaban llevarme... No lo entendía bien... ¿Qué ganarían con eso? 

Me invadía la tristeza y melancolía con una pizca de felicidad al saber que después de todo pensaban en mí. Aunque, no me quería quedar con mis sentimientos reprimidos, quisiera decirles lo que sentía antes de que se marcharan para siempre, así no tendría mucho que perder, ninguno me querría llevar después de saberlo...

—Emily... —susurró Damián, se acercó para tomar mi mano.

Seguía en shock, no sabía cómo procesar lo que me decían porque yo pensé que su partida tardaría mucho más en llegar. Mi pecho subía y bajaba con desespero ante mis nervios.

Quería salir de la habitación, correr tan lejos hasta que mi cuerpo no diera más, quería alejarme de ellos, no podía verlos a los ojos sin sentirme mal al saber que los perdería. ¿Por qué me afectaba tanto? ¿Llegué al punto de amarlos con locura? Solté la mano de mi amigo para salir con torpeza de la habitación escuchando que decían mi nombre detrás de mí, pero hice caso omiso. Abrí la puerta principal y la cerré con fuerza al salir, corrí por todo el pueblo sintiendo el aire natural invadir mis pulmones, mis pies quemaban porque estaba descalza debido a lo rápida que fui.

Tenía que pensar un rato, despejar la mente porque las emociones desbordadas me estaban consumiendo poco a poco. Mi cabello suelto se movía al compás de viento, veía a los ciudadanos saludarme, pero me limité a correr sin detenerme hasta llegar a la entrada del bosque que me llevaría a Maravilla.

Era un trayecto de unos diez minutos, sentí el sudor recorrer mi frente, atravesé los arbustos quedando llena de hojas por mi torpeza, en un momento logré tropezar con una piedra y caer al frío césped lleno de tierra, no fue impedimento para seguir mi camino, me levanté como si no hubiese pasado nada y continué corriendo, mis pulmones me pedían a gritos que me detuviera para descansar.

Por suerte llegué al túnel, tranquilicé mi alocada respiración antes de atravesarlo para poder estar más calmada, los jadeos que salían de mí era lo único que logré escuchar, apoyé ambas manos en mis rodillas para tomar aire, me sentí ahogada conmigo misma. No quería que se fueran y me dejaran atrás, no quería alejarme de ellos, ¡No quería perderlos!

Me costaba pensar en un futuro sin su compañía, me dolían por igual, me gustaban demasiado. ¡No quería que me dejaran así nada más! Planeaba crear muchos más recuerdos junto a ellos... si era posible. ¿Acaso estaba pidiendo demasiado? Sé que sonaba egoísta mi deseo, lo sabía perfectamente, sus padres también merecían pasar tiempo junto a sus hijos, después de todo, solo era una simple "tutora" de cierta forma, ¿cuántos meses habían pasado? ¿Seis, siete? No lo recordaba con claridad, pero agradecía haberlos conocido.