—¡Iremos de campamento el próximo lunes, sé que es inesperado, pero en el transcurso deberán coleccionar la mayor cantidad de insectos, el ganador se llevará un premio especial —expresó la profesora Fiona de manera alegre, con una sonrisa contagiosa.
Eso era nuevo, jamás habíamos ido de campamento en todos los años que llevaba estudiando, supuse que obtuvo la ayuda de gente millonaria (era obvio que los padres de mis amigos tuvieron algo que ver) el día del festival notaron un leve cambio en sus hijos, más que todo los padres de Damián. Bueno, mamá me había comentado que ellos aportaron una moderada cantidad de dinero como pago a corto plazo por ver un progreso en sus hijos, alcanzaba para abastecer al pueblo completo, no demasiado, pero gracias a eso podíamos comer pan y arroz más seguido.
El punto era que Fiona, como profesora también recibió un pequeño pago con el objetivo de mejorar la educación, agregarle más contenido, creo que por eso planeó llevar a sus alumnos de campamento. El lado bueno era que eso haría que los chicos aprendieran a tratar con la naturaleza en todos sus sentidos, sin importar el asco que le dieran los insectos, aunque me preocupaba Axel y su fobia.
No tenía idea de cómo iba a reaccionar cuando estuviera expuesto a los bichos, sabiendo cómo se puso la vez que fuimos al lago, que mamá tuvo que calmarlo.
En cierta parte me alegraba por ellos, yo ya estaba acostumbrada a estar rodeada de maleza, en tiempos pasados acampaba con mis padres cuando no teníamos casa en el pueblo, recuerdos de cuando era muy chiquita, una niña prácticamente.
Había sido por un corto período de tiempo y para aquél entonces tenía unos siete años más o menos, si mi memoria no fallaba, eran unos tiempos muy duros que mi mente infantil no comprendía lo suficiente y le reclamaba a mis padres todo el rato. Volviendo al tema principal, lo que no sabía era por qué debíamos capturar bichos, no me agradaban del todo, pero tampoco me desagradaban por completo, era tolerable.
—Disculpe. ¿Para qué los insectos? —preguntó un niño llamado Jhon.
—Oh, últimamente hay demasiados insectos molestos alrededor del pueblo, como no tenemos el dinero suficiente para contratar a un exterminador, nosotros haremos el trabajo —respondió en dirección al pequeño.
—¿Qué sucede con los que odian a los insectos? —pregunté curiosa, tenía dudas.
—Nadie los odia, cuando cada uno se inscribió en el plan hace rato, había una pregunta que decía "¿Odias a los insectos?" y todos respondieron con un "no" —aclaró.
Por un lado me sentía utilizada para matar bichos, pero lo haría porque la mayoría del tiempo entraban a mi hogar y eran molestos, sobre todo los que dejaban una picadura enrojecido o los venenosos.
—Pero Axel... —lo miré, no sabía si revelar su secreto o le daría vergüenza.
Él entendió mi mirada preocupada y negó con la cabeza, como estaba a mi lado se le hizo fácil responderme.
—Les tengo miedo, pero no significa que los odie, además, si es para exterminarlos, me apunto —murmuró para mí.
—Vale. ¿Estarás bien? —volví a cuestionar para estar segura.
Él asintió y con eso me bastó para quedarme tranquila.
Nadie más hizo preguntas durante el resto de la clase, era sobre insectos, nos estaban explicando cómo se veían y todo eso, que interesante tema ¿No? Mentira, ya me empezaba a atormentar la palabra, estaba en todos lados, me parecían asquerosos por como lo explicaba la profesora Fiona, debíamos investigar cuáles eran las partes de cinco insectos y a parte capturarlo para obtener una buena calificación. El tema me pareció aburrido... No tenía ni ganas de ir al campamento, pero iría solo por mis alumnos, aprendices, amigos, sonaba mejor amigos.
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Emily y compañía [COMPLETA]
Teen FictionTres chicos mimados se enfrentan a un reto inesperado: vivir en un pueblo pobre durante un tiempo para corregir su comportamiento. Allí tendrán que aprender a valorar lo que realmente importa en la vida: la humildad, la amistad y el amor. Pero no to...