Capítulo 21

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Terminé de alistarme para ir al colegio y culminar mis asignaciones lo más pronto posible ya que después de eso tocaba trabajar en el huerto, la verdad era que tenía un poco de pereza en hacerlo, pero era mi trabajo, aunque no me pagaran, mi deber era ayudar para poder comer. No podía simplemente negarme como una niña sin responsabilidades, ya estaba lista para cumplir dieciocho pronto y que mi vida de adulta empezara, teniendo mucha más responsabilidad, o eso pensaba.

Lo que no sabía era que desear ser mayor de edad fue lo peor que pude querer. Cuando somos niños no se nos dice exactamente lo que conlleva convertirse en adultos, siempre deseamos con nuestras fuerzas crecer, y ya cuando lo hacemos, queremos regresar el tiempo atrás porque nuestros mejores momentos, los más felices de nuestras vidas fueron nada más y nada menos que cuando fuimos niños...

Caminé estirando el cuerpo hasta la cocina en donde mi madre se encontraba con una expresión de preocupación, la miré con confusión en mi ser ya que no entendía lo que le sucedía, era muy extraño verla de esa forma, en una especie de pánico. Abrió el refrigerador varias veces, parecía estar buscando algo porque hizo lo mismo en los estantes desgastados de nuestro hogar, viéndolos bien, necesitaban limpieza y reparación, pero no teníamos el dinero para hacerlo.

Rebuscaba con impaciencia, como si estuviera segura de que ese "algo" aparecería por arte de magia con solo abrir los estantes varias varias veces.

—¿Qué sucede? —pregunté tomándola por sorpresa.

Se asustó, tanto así que dio un pequeño saltito debido al asombro, pero llevó una mano a su pecho y soltó un leve suspiro de alivio en cuanto me vio.

—Lo siento hija, no habrá desayuno hoy. Tu padre aún no llega con la comida que fue a buscar a la ciudad —informó con tristeza, me acarició la mejilla.

—No te preocupes, estaremos bien —dije en un intento de calmarla.

Los chicos aparecieron sin previo aviso, listos para desayunar e ir al colegio conmigo, se sentaron en la mesa hablando entre sí. Los miré con ternura porque no sabían lo que se les venía encima, desde que estaban ahí, sería la primera vez que no desayunaban ni un trozo de pan sin nada, sus padres no fueron tan estrictos como para obligarlos a pasar hambre por lo que cada dos semanas le decían a mi papá que fuera a buscar una mini cesta de comida a la ciudad. Solo que ellos no sabían ese pequeño detalle.

—Chicos... —carraspeé para que me prestaran atención—. Hoy no habrá desayuno.

Los tres me miraron con los ojos abiertos, pero luego volvieron a su expresión normal, tampoco les afectó tanto como pensé que lo haría, más bien hasta soltaron uno que otro suspiro.

—Está bien, no hay problema —comentó Axel, curveando sus labios.

—Igual no será por mucho tiempo, Williams debe de llegar en la tarde —animó mamá juntando ambas manos, con una risa nerviosa.

Era obvio que se sentía mal por lo que les haría pasar a unos chicos como ellos, sobre todo porque estaban bajo su cuidado. Lo menos que quería mi madre era que no se llevaran nada al estómago, que lo tuvieran vacío mientras iban a la escuela.

—No se preocupe, estaremos bien, mejor de lo que piensa —Damián habló intentando hacer sentir mejor a mamá con su animada sonrisa.

—Ya verás que les conseguiré algo de comer con mis super poderes —le guiñé un ojo a mi progenitora.

Ya había planeado una estrategia peligrosa en mi mente, consistía en  colarme en el patio trasero del hogar de Brisa ya que poseía muchos árboles frutales, de ahí sacábamos la mayoría de las frutas, pero estaban supervisadas por su madre, ya lo había hecho antes, pocas veces fui descubierta. Después de eso iríamos al huerto para completar el trabajo que teníamos, un plan sencillo que no haría pasar hambre a ninguno de los cuatro. Obvio todo se llevaría a cabo después del colegio.

Emily y compañía [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora