Capítulo 38

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—¿Mañana? —cuestioné sin poder creerlo.

Estaba en la cocina con mamá y Camila, me acabó de informar que los padres de Axel vendrían mañana a buscarlo. Una fuerte punzada se apoderó tanto de mi corazón como de mi estómago. No podía suceder así de rápido, a penas nos habíamos vuelto una ¿Pareja de cuatro? No sabía como decirlo.

Pensar que él sería el primero en irse, me dolía en el alma, quería seguir experimentando con él, creando lindos recuerdos y más ahora que nos queríamos por igual. Un nudo se formó en mi garganta amenazando a mi voz.

Por otro lado, Camila... ella me contó que sabía lo de Damián, pero hacía lo posible para no demostrarlo porque me apreciaba, aún así, seguíamos siendo amigas. Pero en el fondo sabía que le dolía muchísimo darse cuenta que a su enamorado le gustaba su amiga, cada vez que intentaba sacar el tema para que se desahogara conmigo, me rechazaba, hacía como si nada sucediera.

—Sí. Y este fin de semana vendrán por Jacob y Damián, lo hiciste muy bien, Emily —mamá me regaló una reconfortante sonrisa que no fui capaz de devolver—. Gracias a ti, el pueblo entero vivirá como se debe.

—Entiendo... —mi voz salió temblorosa y apagada, mis ojos picaban.

—Sé que los vas a echar de menos porque forjaron una linda amistad, pero hija, sabes que deben regresará  su hogar —comentó colocando una mano en mi hombro.

Mi mente se nubló debido a todo lo que pasaba por mi cabeza, cada recuerdo con Axel, sus risas, su estupidez, sus celos, sus besos... Eran como miles de imágenes que pasaban frente a mí como una película, nuestra película. Era desgarrador pensar en que no lo volvería a ver jamás porque la ciudad me quedaba lejos y si no hubiese sido por él, seguiría sin conocerla. Mis ojos estaban fijos en el suelo, no le respondí a mi madre porque ni siquiera estaba segura en qué decir.

Lo iba a extrañar, me dolía, no podía simplemente fingir que me hacía feliz su partida porque no era verdad. Me iban a doler muchísimo, ¿qué sucedería con nuestra relación? Recién empezábamos, no habíamos tenido nada más allá que el beso de cuatro forzado por Jacob, no tuve un momento a solas con ninguno para demostrarles cuánto los quería.

Me volví una completa egoísta por desearlos solo para mí.

—Creo que Emily necesita un poco de aire para refrescar la mente —alegó Camila tomándome de la mano.

—Comprendo, sé que puede ser difícil la despedida una vez que te encariñas con las personas —replicó mamá.

Camila asintió y me sacó de la casa con calma, no me jaló porque mis piernas se movían solas con la intención de seguirla. Pero yo estaba rota por dentro, pensando en que tenía que buscar a Axel de inmediato.

Nos sentamos en el frente. Observé el cielo, estaba nublado, me preguntaba si llovería otra vez, estábamos en época de verano y aún así llovía seguido. Camila me rodeó con su delgado brazo al notar mi encorvada postura, evité encontrarme con su mirada porque sentía que si lo hacía terminaría llorando hasta más no poder. Necesitaba hablarle, pero mi voz no salía, mi boca se abría y cerraba con frustración por no poder soltar las palabras.

—¿Quieres hablar? —preguntó con inocencia. Negué lentamente, ella asintió.

¿Qué haría cuando Axel se fuera? En serio, seguir dándole vueltas al asunto me iba a carcomer por dentro, iba a acabar conmigo misma sin darle cuenta por tener tantos malos pensamientos de que me quedaría sola. ¿De qué había servido nuestra relación múltiple? Porque era obvio que iba a acabarse en cuanto se marcharan de mi lado. ¿Ellos estarían de acuerdo con eso? ¿Se rendirían?

Emily y compañía [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora