Capítulo 39

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Estaba limpiando la habitación, a pesar de ser un lugar estrecho, llevaba su trabajo al limpiar debido a la gran cantidad de polvo que se acumulaba. Jacob estaba acostado en la cama sin dignarse en ayudarme, como el flojo que solía ser. Pude notar por el rabillo del ojo que me estaba observando, ¿qué es lo que quería? No me echaba una mano y me clavaba la mirada como si quisiera algo.

Ese día se marcharía Axel... De solo pensarlo causaba una gran tristeza en mi interior, una punzada en mi pecho que no se desvanecía porque los perdería poco a poco. Suspiré y sequé el escaso sudor que recorría mi frente, hacía un horrible calor y eso que el verano llegaba a su fin, que mal era no tener un aire acondicionado.

—Te faltó ahí —habló señalando la esquina del techo en donde claramente se podía divisar una telaraña.

Me volteé en su dirección para lanzarle una mala mirada en la que traté de demostrar odio, fingiendo una amarga sonrisa. Era increíble que estuviera enamorado de mí si lo que hacía era molestarme, sus ojos estaban entre cerrados, sus cejas alzadas como si se sintiera orgulloso de estar por encima de mí, tenía ambos brazos apoyados detrás de su cabeza con relajo.

—¿Sabías que le gustas a Brisa? —murmuré estirando mi brazo para limpiar el lugar indicado.

—¿De qué hablas? —cuestionó con el entrecejo fruncido indicando confusión—. ¿Te dijo eso? —agregó.

—Me sorprende que alguien a parte de mí se haya enamorado de ti —dije antes de que el ambiente se tornara más incómodo de lo que estaba.

Porque sí, debía admitir que en el fondo me enojaba muchísimo que Brisa me confesara su atracción hacia uno de mis chicos, pero me calmaba al recordar que él era mío.

—¿Celosa? —insinuó arqueando una ceja, solté una carcajada que salió más como un balbuceo ridículo.

—Te equívocas, admito que me sorprendió, pero no me molesta —mascullé de brazos cruzados, pura mentira en mi respuesta.

—Brisa no me interesa, es una cualquiera, andaba detrás de mí desde que llegué al pueblo como una perra en celo —soltó sin pelos en la lengua.

—Oye no la insultes así, suena feo —reproché sentándome después de terminar con la limpieza.

—¿Te preocupas por la chica que te trata del culo? No me hagas reír —mofó ladeando la cabeza con ironía.

—Es que no creo que se merezca que la llames así, es vulgar —respondí, mi cuerpo se estremeció en un escalofrío.

—Eres tan niña buena que me haces querer vomitar arcoíris —sacó la lengua en un mohín.

—¿O sea que te gustan las niñas buenas? Porque te recuerdo que estás enamorado de una de esas —cuestioné desafiándolo con la mirada.

Jacob me lanzó una mirada pícara, lamiendo su labio inferior intentando decirme: ¿con que así quieres jugar, eh? Para luego tomarme por sorpresa, agarró mi brazo aprovechando que no me encontraba lejos de su ubicación en el colchón. Me jaló hasta que nuestros cuerpos se unieron, yo quedé encima de él como la dominante, pero llevó ambas manos a mi espalda para evitar que escapara de sus garras.

—Aquí es cuando me besas desenfrenadamente —murmuró cerca de mis labios.

Pude sentir su aliento chocar contra mi nariz, fue una sensación excitante gracias al tono de voz ronco con el que lo dijo. Jacob podía ser el chico más sexy de todos, el que hacía lo que quería sin tener vergüenza, se dejaba llevar por sus hormonas sin pensar con la cabeza, o bueno, solo pensaba con la cabeza de abajo...

Emily y compañía [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora