Capítulo 31

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Ignorando lo sucedido la noche anterior, en donde todos hablaron sobre el casi beso que intentó darme Axel, si supieran que ya había intercambiado saliva con los tres. Al final decidieron dejar todo de lado, como un malentendido y nos fuimos a dormir, más que todo yo insistí en que no era algo importante.

Desperté somnolienta por los fuertes rayos del sol que atravesaron la ventana, a mi lado estaba Damián durmiendo plácidamente como si de un bebé se tratase, su cabello siempre se despeinaba mientras dormía y lo hacía ver menos "chico inocente" y más "chico malo" era atractivo de esa forma, una curva apareció en mis labios de solo pensarlo. Coloqué mis pies en el suelo dispuesta a ir al gran baño que si no me equivocaba era del tamaño de mi pequeño cuarto. ¡Los millonarios me hacían sentir mal! No disimulaban su riqueza ni un poquito.

Caminé con pereza, sin hacer ruido para que mi amigo no se despertara, pero antes decidí ver hacia la cama donde debía de estar Jacob, estaba vacía y con las sábanas en el suelo, seguramente andaba por ahí afuera buscando problemas para hacer enojar a Axel. Mis manos tomaron la perilla de la puerta color plata y pulida, escuché el sonido de la ducha provenir desde adentro, pero no le tomé importancia porque pensé que era normal y me abrí camino.

Cerré la puerta con seguro para evitar que los chicos entraran. Me  posicioné frente al lavabo para cepillar mis dientes, había un gran espejo colgado en la pared que me hacía ver todo mi cuerpo, abrí el grifo para quitarme la pasta dental luego de haber terminado. Fui sorprendida por el sonido de las cortinas corredizas. Alguien estaba saliendo de la ducha detrás de mi, por instinto me giré para comprobar que no fuera ningún fantasma o mi imaginación.

Mis ojos se abrieron al ver a Jacob en toalla, gotas de agua recorrían distintas partes de su cuerpo, su mojado cabello me hacía recordar la vez que fuimos al lago. Le llegaba casi a los hombros por lo largo que era. ¿Cómo le hacía para mantener su figura si no le veía hacer ejercicio? Su piel estaba brillando debido al agua, su abdomen marcado me hacía tragar saliva por los nervios que empecé a sentir al verlo casi desnudo frente a mí.

Él tomó otra toalla que tenía al lado para secar su cabello, mi mirada bajó instintivamente ¡Dios, esa toalla que lo cubría abajo era demasiado pequeña! Mis mejillas debían estar tomando un rojizo color porque él me miró con una sonrisa pícara. Es que se notaba un pequeño bulto debajo del trapo blanco que tenía puesto. Caminó acercándose a mí, haciendo que mi corazón latiera mucho más rápido de lo normal.

Volteé la mirada para retroceder y no parecer una acosadora viéndolo tanto.

—Ya viste todo ¿Por qué lo evitas ahora? Tonta —comentó seguido de un bostezo, tomando el peine que estaba en el lavamanos.

—Hubieses cerrado la puerta con seguro, no pensé que estarías aquí —titubeé con las palabras enredadas.

—Me imagino que el sonido de la ducha no te alertó —dijo mientras peinaba su cabello—. ¿O tal vez en el fondo sí querías ver? —me lanzó una mirada con  ojos deseosos.

Mis piernas empezaron a temblar un poco porque sabía que Jacob era diferente a los otros dos, él si sería capaz de llegar al clímax conmigo si se lo permitía, él era el más salvaje y caliente... Por un lado me encantaba porque sabía que explotaría muchísimas sensaciones debido a que parecía tener experiencia, pero tenía que controlar mis hormonas.

—Mejor me voy —informé.

Me di la vuelta con la intención de marcharme antes de pecar con él, pero fui detenida por sus manos. Sentí cómo jaló mi brazo para hacer que mi espalda chocara contra la pared, sus dos manos estaban apoyadas a cada lado, acorralándome como un zorro a su oveja, ya se estaba volviendo costumbre por su parte. Me hacía sentir una mujer sumisa ante las garras de su cruel bestia.

Emily y compañía [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora