Capítulo 37

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—¿Compartir a una chica? ¿Es eso posible? Para mí suena muy loco —refutó Axel con los ojos abiertos.

Todavía no se lo podía creer, como dije, era una situación que me llevaría al infierno por solo pensarlo, pero que Jacob hubiese sido el que lo sugirió por lo menos me hizo sentir más aliviada al no ser la loca.

—Yo también quiero a Emily, si es la única manera de tenerla, me arriesgaré —comentó Damián, haciendo un puchero con sus labios y rodeándome con su brazo.

—Axel, no me digas que ahora te harás el chico bueno, intenta arriesgarte y probar algo diferente por una vez en tu vida, diviértete y aprovecha tu juventud —masculló Jacob a regañadientes, decepcionado del castaño—. Ni el infantil de Damián dudó.

—No digo que me desagrade la idea, solo que lo veo increíble. Además ¿Qué le diré a mis padres? ¿Que tengo una novia y dos novios? —inquirió confundido con lo que expresó, arrugando la nariz.

Yo estaba de acuerdo con él. Sonaba a una completa locura que sería mal vista por la sociedad, sus padres pensarían lo peor de ellos y no quería que terminaran echándolos a la calle por mi culpa, ya era suficiente todo el caos que me cayó encima.

Levanté la vista, Damián me seguía rodeando con su brazo, de forma posesiva, pero obvio con su lado tierno de siempre. Miré a los chicos que estaban discutiendo qué hacer conmigo porque estábamos enamorados mutuamente. Jamás me esperé algo así, una catástrofe en mi corazón.

No sabía explicar bien las emociones que me invadían, en parte sentía mucho miedo de experimentar la relación que sugirió Jacob, aunque ya conocía más o menos de que trataba, pero mezclar cuatro corazones... ¿Cómo resultaría? ¿Bien o mal? ¿Podríamos salir adelante?

—No tienen que hacer eso por mí yo estaré bien al tener su amistad —mentí para que no le dieran más vueltas al asunto.

Jacob me lanzó una mirada incrédula, alzando una ceja y colocando ambas manos en la cintura, como si me leyera la mente.

Brujo.

—No digas mamadas, sabes bien que deseas tenernos a los tres. Dime una cosa ¿Fui al único que besaste? ¿O a ellos también? —proclamó exigente en su tono.

Abrí los ojos de par en par por lo que soltó. Me había quedado sin habla, helada, sudando frío y sintiendo la saliva atorarse en mi garganta, junto con un fuerte nudo amenazando en volver a llorar en cuanto vi la cara de Damián y Axel.

Puro asombro tenían plasmado en su rostro. El rubio se separó de mí a una velocidad que me dejó destrozada como si se alejara de un monstruo. ¿Y quién no lo haría? Si había jugado con los tres, les había hecho creer que cada uno era el único, ni se imaginaban que intercambié saliva y poco más con todos...

—¿También besaste a Jacob? —cuestionó Axel.

Asentí con vergüenza, bajando la vista.

—A mí igual... —añadió Damián decaído.

—¿Ves? Es pura mentira eso de "yo estaré bien al tener su amistad" —replicó Jacob—. Emily, te estamos dando la oportunidad de tenernos a los tres, tal vez a Axel le está costando entender la situación, pero Damián y yo estamos de acuerdo.

Ambos se miraron apoyándose con unos ojos decididos, asintiendo para darme a entender que estaban dispuestos a ser míos al mismo tiempo, sin problemas.

—No me dejen de lado —murmuró Axel enojado—. Yo igual, Emily. Estoy dispuesto a tener un romance contigo, así sea compartido —resopló derrotado, sacudiendo su cabello.

Emily y compañía [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora