El día de la cita que tenia con Damián había llegado, yo estaba un poco nerviosa porque sabía los sentimientos que Camila tenía hacia él, por más que fuera un cumple capricho pasajero, me sentía mal en estar a solas con él, así sea en plan de amigos.
Decidí ponerme mi vestido favorito, era simple y estaba un poco viejo de tantas veces que lo usé, me llegaba hasta las rodillas y era de un intenso color verde con pliegues en las mangas. Damián me llevó de la mano al lugar en donde sería la cita. Estuve cabizbaja durante la caminata porque seguía pensando en la pequeña Camila, no quería ser su rival ni nada por el estilo.
En primer lugar, ¿por qué estaba pensando eso? No era como que Damián me gustaba...
¿O si?
Me percaté que atravesamos la maleza recorriendo el camino que se suponía nos llevaba a Maravilla. ¿Qué tenía planeado ese chico? No podía saberlo hasta llegar.
Dirigí mi vista hacia el agarre de su mano, estaba entrelazada con la mía, era más grande por lo que sentí un cosquilleo, sentir su calor me provocó miles de sensaciones en todo mi cuerpo, era normal ¿No? Después de todo él era un chico. Sentir una pequeña atracción por él no estaba mal, al igual que como me había pasado con los otros dos...
Ya me estaban volviendo loca, no sabía qué carajos pasaba por mi mente y cuerpo, no podía controlar ni mis propias emociones. No era posible que estuviera sintiendo lo mismo por tres chicos totalmente distintos, eso estaba mal. Muy mal visto.
Llegamos a nuestro destino, atravesamos el túnel y lo primero que vi fue algo nuevo, un mantel encima del césped, debajo del gran árbol del centro, junto con una cesta que parecía poseer comida. Mi cara sorprendida provocó la atención de Damián. Soltó mi mano y se posicionó frente a mí, chasqueando sus dedos para que espabilara porque me había quedado en shock..
—¡Sorpresa! —sacudió ambas manos de manera divertida.
—¿Cómo? —pregunté.
No tenía idea de cómo logró obtener la cesta, la comida y el mantel, además de mencionar que había un jarrón de arcilla con flores dentro, una bonita escena de cuento de hadas.
—Le pedí ayuda a mis padres, por eso tardé varios días. Al principio se negaron, pero los convencí diciendo que me agradan varias personas del pueblo —comentó recordando.
Se sentó en su lugar correspondiente.
—No debiste... —me hizo sentir culpable.
¿Por qué hacía tanto por mí? Una humilde campesina, sin fuertes lazos con él. Me coloqué junto a él, dejando caer mi culo sobre el mantel, crucé las piernas para quedar en posición de mariposa.
Tomó la cesta para sacar el contenido que poseía, detallé cada cosa porque me daba curiosidad. Primero, vi dos sándwiches con poco relleno, luego sacó un envase grande color morado, moría por saber qué había dentro. Por último, una botella plástica de jugo, pude deducir que era de naranja por el fuerte color. Estaba ansiosa porque abriera el envase que estaba sujetando.
Me miró con picardía, él sabía que yo estaba muy curiosa por no saber el contenido. Me mordí un labio cuando se dispuso a quitar la tapa, me incliné un poco hasta quedar muy cerca de él para ver, mis ojos se abrieron con asombro. ¡Era yogur! Imposible, no estaba cien por ciento segura porque hace mucho que no lo comía, pero sabía cómo era su textura. De color blanco y se veía blando. ¡Moría por probarlo! Yo debía de estar a punto de babear.
—Alto, primero el sándwich —me detuvo.
Al mencionar la comida, escuché un rugido provenir de mi estómago. La vergüenza me carcomió, no había ni desayunado así que tenía un hambre voraz y mucho más si eran nuevos placeres en mi paladar.
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Emily y compañía [COMPLETA]
Teen FictionTres chicos mimados se enfrentan a un reto inesperado: vivir en un pueblo pobre durante un tiempo para corregir su comportamiento. Allí tendrán que aprender a valorar lo que realmente importa en la vida: la humildad, la amistad y el amor. Pero no to...