Dos Chicos, Un Amor (+18) #DCUA1 ||TERMINADA||

41. Perdóname Maddie

*N. MADDIE *

Teminando las clases, me fui a los vestidores para cambiarme y ponerme mi ropa para la práctica. Hoy también salí temprano, hay días en los que salgo temprano pues maestro que me toca le gusta irse veinte minutos antes.

Mejor para mi.

Me quedo en los vestidores viendo la caja dorada que me dio Caleb. Me dijo que se los regalaron, pero no le gustan los chocolates. Agarro uno y el sabor es reconocible.

Ethan.

Me encanta el sabor y el recuerdo que me vine a la cabeza, también. A pesar de que hablo mal de mi a mis espaldas, estar con él me gustaba.

O él me gustaba.

No se cuanto tiempo pasa pero varias personas entran, Grace es una de ellas porque Mel se metió rápidamente a cambiar de ropa.

-¿No vas a cambiarte? - me ve raro mi amiga pelinegra.

-No. - digo sin más.

-Pero ya no va a Ethan, no hay problema con que vayas. - dice Grace sentándose a mi lado.

-Pero estoy cansada. - finjo sollozar. - Pero bueno, lo que sea por ustedes, mis amigas.

-Ya cámbiate. - me ve divertida.

Me voy a mi casillero y busco mi mochila en la que tengo mi ropa deportiva. Al no encontrarla, voy a cada salón en el que estuve buscando esa mochila y no estaba en ningún lado.

Lo que faltaba.

Al regresar, Mel es la que está afuera ahora y se está haciendo su coleta alta. Me desplomo en la banca que hay ahí y ella se ríe.

-¿Qué tienes, mujer? - se cruza de brazos. - ¿Y tu ropa?

-Sobre eso... - empiezo y ella levanta su mano para detenerme.

-¿Se te olvidó? - Amelia me ve mal. - Madison Longwell, ¿cómo rayos se te olvidó?

-No sé, yo estaba tomando mi malteada y me fui porque James me jaló. - bufo. - Solo agarre mi mochila diaria, la turquesa.

-Voy a matar a James. - niega mi amiga. - Pues ve por tu ropa, no vives lejos.

-Bueno, solo porque necesitamos ganar. - señalo y ella sonríe.

-Pero corre, chamaca. - me regaña Mel y me voy riendo.

Voy a mi casillero, de nuevo, agarro mi mochila y meto las libretas de las que tengo tarea, mi lapicera y la cierro para ponerla a mi hombro. Tomo mi suéter y mis chocolates, para después cerrar mi casillero e ir a mi casa a cambiarme y volver a las prácticas.

Camino por el pasillo para salir por la puerta principal, pero al ir concentrada en mi teléfono voy caminando algo lento. Los mensajes de las porristas son demasiados.

-¡Madison! - alguien grita a mis espaldas. - ¡Madison, espera por favor!

-¿Ethan? - veo que corre demasiado rápido hacia mi. - ¿Qué es?

Lo veo confundida pues está cansado, parece que corrió un maratón por toda California.

-¿Estás bien? - le pregunto al ver que está tratando de jalar aire para relájarse.

-Te busqué por toda la escuela. - dice pausado. - Pero aquí estás.

-Si y ya me voy. - me doy la vuelta pero me agarra de los hombros.

-Maddie, escúchame. - dice Ethan casi suplicando. - Lo que dije no fue cierto.

Ruedo mis ojos porque claramente iba a decir eso, es predecible.