Capítulo 6

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Jungkook se despidió de sus hyungs y se fue andando camino al aula de arte, que estaba cerca de la sala de baile como había comprobado la anterior semana. Iba ensimismado en sus pensamientos, dándole vueltas al tema de la fiesta y al hecho de que tenía tres amigos que eran una completa pasada, que sabían que ocultaba su "verdadero yo" y aun así le querían tal y como era, a pesar de su forzada bipersonalidad que había creado él mismo.

Empezó la clase de arte y esta vez el profesor venía de buen humor, igual por el buen día que hacía, y decidió que sería buena idea pasar la última hora escolar dibujando lo que le apeteciese a cada uno acompañados de la sinfonía de Beethoven. 

Se convertía en otra persona totalmente diferente cuando se ponía a dibujar. Y el pelinegro lo hacía de manera impresionante, tenía un don para pintar, al igual que lo tenía para bailar y lo demostraba cada vez que agarraba un lapicero, convirtiendo la lámina blanca que tenía delante en una auténtica obra de arte.

Esa clase no era común a todo su curso, sino que más bien poca gente acudía a ella, pues la mayoría de sus compañeros preferían escoger otras optativas que se cursaban a la vez que arte. Eran alrededor de tan solo 15 alumnos por lo que las clases siempre eran bastante amenas, además de que el profesor era una delicia como artista. 

Entre esos quince alumnos no se encontraba el trío calavera, pero sí que se encontraba Kim Taehyung. Al ser pocos en esta clase, Jungkook no solía posicionarse como lo hacía siempre al fondo de la clase, sino que más bien se acercaba lo que podía al profesor ya que le interesaba mucho esa asignatura. 

No necesitaba esconderse y no se sentía incómodo entre tan pocas personas (más bien alternativas) que acudían a dicha asignatura. En ella practicaban tanto dibujo, como fotografía, escultura, pintura, y daban clases sobre historia del arte de vez en cuando, que para nada se hacían aburridas.

La clase siguió con calma, pues todos disfrutaban de esos momentos de paz cuando el resto de asignaturas eran un completo asco pues el agobio y la materia les pisaban siempre los talones. El profesor se paseaba entre las mesas y hacía comentarios constructivos a cada alumno, para que mejorasen sus dibujos o para que les diesen otro punto de vista.

Y la música, esa música que encantaba a cualquiera de los jóvenes artistas que llenaban de vida la sala, esa melodía que cautivaba e inspiraba a cada uno de ellos. Todo era perfecto, pensó el pelinegro, todo menos esa mirada que estaba sintiendo en la nuca desde los últimos cinco minutos. 

Sabía que Taehyung le estaba mirando, y tenía unas ganas de darse la vuelta y clavar sus ojos en los del peligris enormes, mantenerle la mirada y retarle como solo él sabía hacer, provocando esa reacción de atracción que surgía en cualquier presa de Jungkook. 

Pero no lo iba a hacer, no iba a darle bola a aquel idiota porque tan solo la palabra "Kim Taehyung" ya causaba admiración en cualquiera, y lo último que quería él, era más atención. 

Así que se tragó sus enormes ganas de provocar a ese bombón que tenía detrás y siguió pintando, aun sabiendo que el peligris inspeccionaba cada uno de sus movimientos.

La clase acabó y el profesor recogió los dibujos, felicitando a Jungkook tras ver el suyo, el cual salió sonriente y orgulloso de la clase. Taehyung no pintaba ni de cerca como el pelinegro, aunque tampoco se le daba mal, lo suyo era la pintura con óleo, con color, con vida, y entre sus clases favoritas se encontraba la parte de historia del arte. 

El peligris había estado observando el dibujo de Jungkook fascinado por tanto arte, aunque él pareciese un chico rudo cuya única meta era acostarse con cinco en una noche o romper un par de narices a la semana, era mucho más que eso. 

BLACK FIRE • TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora