Capítulo 36

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Al día siguiente Tae se levantó con la luz de la mañana que entraba ferozmente por la ventana. Miró el reloj. Diez minutos para que sonase la alarma. Su biorritmo era tan puntual como siempre.

Se desperezó en la cama estirándose y después se fue a la ducha para despejarse como todas las mañanas. Salió, se vistió y se puso su colonia de siempre. Invictus. Hacía años que no la cambiaba pero le gustaba muchísimo. Fue a agarrar el teléfono de al lado de la comida donde lo había dejado justo a la salida de su propio baño y su mirada se topó con aquel marco de fotos.

Sonrió con melancolía. Era la misma foto que Jin tenía en su habitación. Habían pasado tres años pero la imagen se mantenía en el mismo lugar de siempre. Y ellos con la misma sonrisa de siempre. La había cagado mucho y lo sabia. Nunca fue capaz de arreglarlo y siempre fue un inmaduro. No quiso afrontarse a la realidad y le dio la espalda al chico que le había criado. A su hermano.

Agarró su teléfono y sus llaves y bajó con la mochila a la cocina a preparar el desayuno.

Llegó a la escuela y fue en busca de Jungkook como había decidido hacer cada mañana; pero cuando llegaba al sitio donde solía aparcar la moto, le vio con aquella morena guapísima que había conocido el otro día en su casa.

Les escucho hablando en la lejanía y distinguió una voz femenina preguntando por un chico de pelo gris... Se refería a el (¿?).  

Después, Jungkook lo buscó con la mirada como si le esperase allí esa mañana pero Tae ya se había escondido tras un árbol. No quería incordiar allí.


*

Jungkook recibió un mensaje de Hwan después de desayunar que avisaba que pasaría a buscarle por su puerta en diez minutos.

Salió de casa y esperó con su casco en la mano a que la chica apareciese. El pitido de un claxon le alertó de que Hwan había llegado.

- ¿A que esperas? Vamos a llegar tarde, venga. - Alentó la muchacha tras su casco.

El pelinegro rió y se subió al único amor de su vida (la moto) y partió hacia el instituto guiando a Hwan, quien le seguía rápidamente por la carretera.

Llegaron al estacionamiento y desmontaron. Jungkook se quitó el casco rápidamente y después ayudó a su amiga a hacerlo. Se acercó a ella y le ayudó a desenredar su pelo hecho un lío debido al asegurador. 

Respiró aquella esencia de vainilla que tanto le gustaba y que a la vez le revolvía las tripas. No. No iba a pensarlo. Alejó aquel pensamiento de su mente por más que la mirada fija del pelinegro en sus labios dijese otra cosa. Era solo su amiga nada más. A él le gustaba Tae. ¿No?

- ¿Cuando dijiste que vendría tu chico el peligris?

-Debería estar ya aquí. - Dudó mirando a su alrededor decepcionado sin poder ver aquella sonrisa que tanto le gustaba.

- ¿Quieres que esperemos un poco más?

- No. Nono, no pasa nada. Igual ha ido ya para el comedor. - Contestó entre confuso y triste el menor.

- Esta bien. Vamos entonces. - Respondió la joven sonriéndole.

Agarraron sus cascos y con la mano que le quedaba libre a Hwan, esta rodeó el brazo del pelinegro mientras unos ojos curiosos y un corazón un tanto dolido miraban la escena desde no tan lejos.

Entraron al instituto y Jungkook fue mostrándole con detalle todo lo que formaba su día a día. Después, llegaron al comedor y le abrió la puerta. No estaba muy lleno por la hora tan temprana; pero aquella pareja captaron la atención de todos los de la sala. ¿Quien era aquella chica tan hermosa?

BLACK FIRE • TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora