Capítulo 18

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Era de nuevo martes y Tae solo tenía una cosa en mente... Jungkook. Para variar vaya, pues últimamente no pensaba en nada más.

Llegó última hora y cómo todos los días de la semana menos el lunes, estaba ocupada por la clase de arte. Así que allí estaba él, sentado en ese aula mirando el reloj, esperando a que sonase la campana que indicase el fin de clase. Se sentía raro, pues era la primera vez que quería que aquella clase acabase, ya que era su favorita. Pero tenía una motivación más grande que el atender al profesor hablando de Picasso cuando ya se conocía de comienzo a final su historia de memoria.

La esperada alarma sonó, y Jungkook como no, se levantó rápidamente para abandonar veloz la sala y dirigirse al baño de siempre. Estaba demasiado concentrado pensando en el baile como para darse cuenta de que alguien le estaba siguiendo.

Tae esperó a que saliese del baño, pues lo último que quería ahora era quedarse a solas con él, simplemente quería observar desde la lejanía, como un guepardo visualizando a una gacela antes de correr hasta ella y devorarla.

Jungkook salió del baño y se dirigió hacia su destino ya cambiado, mientras un confuso Tae le seguía desde unos metros más atrás con cautela para que no notase su presencia sin saber muy bien a dónde iba aquel chico.

Jungkook llegó a la sala de baile, y antes de entrar miró a su alrededor para ver si alguien le observaba, pero el peligris fue más rápido que él y se escondió a tiempo de que no le viese. Tae estaba pegado a la esquina de la pared, y cuando escuchó el cierre de la puerta se relajó y se descubrió andando hasta la sala de baile.

-          Bailas... - Tae se quedó sorprendido de que el pequeño hubiese entrado ahí.

Miró con cuidado a través de la ventana que había en la pared una vez estuvo unos minutos fuera esperando a que sonase la música. Cuando se hubo asegurado de que el pelingro ya llevaba varios minutos bailando, se asomó por aquel hueco pudiendo así observar a un Jungkook en llamas.

Bailando como solo él sabía hacerlo, desprendiendo arte por cada poro de su piel, euforia con cada uno de sus sentimientos. Hubiera dado igual que Tae hubiera mirado antes por aquella ventana. Cuando la música comenzaba a sonar no existía nada más que él y el ritmo para Jungkook.

El peligris se quedó contemplándole maravillado durante media hora, pensando en que a Jimin le habría encantado bailar con él y observar con detenimiento a aquel pedazo de bailarín que se movía a unos escasos metros aunque separado por una puerta. Sinceramente había visto bailar a muy pocas personas así en su vida. Ahora entendía el porqué de la exquisitez de sus movimientos aquel sábado en la fiesta. Jungkook llevaba el baile en la sangre.

Se fue de allí porque se estaba haciendo tarde, pero se prometió volver los días siguientes. Y así fue, cada vez que la clase de arte acababa durante esa semana, Tae seguía a Jungkook con precaución hasta su lugar de retiro.

Y allí fuera de aquella puerta se pasó la hora de comer el resto de días de la semana. Estaba absolutamente maravillado por aquel chico, a quien quería engañar, pero solo de su baile se repetía el mayor en su interior. C

ualquiera se habría quedado prendido de sus movimientos, el problema era que se estaba enganchando de algo más.


*

Llegó el fin de semana y Tae Jimin y Hobi habían quedado para bailar en el club de Hobi por la mañana para después comer juntos y por la tarde ya salir a algún club y poder tener un poco de retiro después de dos semanas sin beber.

Bailaron durante dos horas, tan sincronizados como siempre, menos por el hecho de que Tae perdía a veces el hilo de algunas de las coreografías. Jimin paró la música.

BLACK FIRE • TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora