Después de comer con todos los chicos, Hwan y Jungkook se despidieron de ellos para volver a su barrio. Se montaron en sus queridas motos y partieron hacia sus respectivas casas. Cada uno fue a coger ropa para poder bailar y entrenar un poco juntos. Necesitaban recuperar tiempo, práctica y sincronización perdidos.
A la media hora, se vieron en la entrada del centro del señor Choi. Saludaron a su mayor que tanto apreciaban y entraron a la sala que llevaba su nombre escrito en cada esquina de las paredes.
La música comenzó a sonar igual de alto que siempre, lo suficiente para que olvidasen todas las preocupaciones. Lo suficiente para acallar esas voces que gritaban en sus cerebros, esas que susurraban a Hwan que su alma gemela de pelo negro y hombros anchos era el ser más bonito que había visto en su vida (aunque su corazón estuviese a la espera de la decisión de Jungkook porque siempre sería su mayor debilidad). Esas que discutían en el subconsciente del menor si de verdad quería a Hwan como algo más, o las que insinuaban que Tae era el hombre de su vida.
Todos sus problemas desaparecían por momentos mientras el beat de la música marcaba el ritmo al que sus corazones bombeaban sangre, se desvanecían cuando sus cuerpos se movían en completa sincronía.
Eran absolutamente increíbles. Dos cuerpos moviéndose como si una misma mente los controlase. Parecía que el tiempo no había pasado y que había una persona más moviéndose en aquella sala junto a ellos dos. Parecía que habían nacido nada más que para bailar.
Estuvieron entrenando alrededor de una hora y media sin parar. Eran como máquinas de energía inagotables que ejecutaban movimientos perfectos. Podían ser la pareja de cualquier programa de los mejores bailarines de Corea. Era realmente excepcional ver algo así, pero ellos llevaban una vida entera bailando y viviendo juntos.
La música se detuvo para que pudiesen hacer un descanso. Ya eran las 7 de la tarde y se estaba haciendo tarde. Jungkook sacó su botella de agua y después se tumbó en el suelo para disfrutar de aquel frío contacto con el parqué. Después se reincorporó para sentarse y poder observar a Hwan descansar en el suelo a su lado. Se quedó embobado por unos segundos. Sí que era Preciosa. Aquella duda volvió a asaltarle. ¿Seguía enamorado? ¿Seguía sintiendo lo mismo que hacía meses? ¿Estaba engañando a Tae?
Ni siquiera sabía que era lo que había entre Tae y él. Resopló sonoramente. Que complicado era todo. De no relacionarse durante seis meses con nadie para pasar a tener el corazón dividido en dos. De salir cada día a armarla con su mejor amigo a que ahora estuviese muerto...
Hwan se reincorporó también al escuchar el bufido de Jungkook.
- ¿Qué te pasa? - Sonrío. - ¿ Ya no puedes más? Te recordaba con más aguante... - Elevó una ceja.
Jungkook sonrío muy ligeramente tratando de camuflar su preocupación. Pero no coló. La morena podía leerle como si fuese un libro abierto. Sabía que algo le pasaba.
Se levanto y se acercó hasta sentarse a su lado de manera que las sus rodillas quedaron al lado del cuerpo del pequeño.
- ¿Que te pasa Jeon?- La muchacha acarició su desnuda pierna mientras podía notar la frustración de Jungkook pasearse por su piel.
- Nada... - Contestó relajándose ante el contacto de los suaves dedos de su amiga.
- ¿ A quién tratas de engañar? Sabes que eso conmigo no funciona.
Jungkook se quedó callado por unos segundos. No podía ocultarle nada a ella ni aunque tratase de hacerlo.
- Estoy hecho un lío... No se...
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BLACK FIRE • TAEKOOK
FanfictionJungkook ha pasado su vida entera mezclado con las sombras y la oscuridad de la sociedad, siempre atrayendo los problemas como si fuese un imán para el peligro. El chico en llamas que no temia a nada ni a nadie y al que todos respetaban, hasta que u...