Sam es un chico que lo tiene todo, una linda familia, amigos y hasta es parte del equipo de fútbol en su escuela como uno de los mejores jugadores del año.
Es un lobo muy codisiado y amado por todos en su manada.
Pero la vida de este chico dará un...
La guerra había comenzado, una gran ráfaga los alertó de inmediato escuchando desde lejos como las campanas sonaban fuertemente, el primero en reaccionar fue Sam quien con una mirada decidida miro a su novio, y con toda la seguridad que tenía con sus ahora grandiosos poderes de vampiro realizó un gran salto dejando que este se sentara en el lomo del gran lobo.
Sam: amor... Esta es la hora.
El lobo pareció sonreír para luego soltar un gran aullido y salir corriendo hacia la manada, mientras este corría Sam estiró su mano hacia el frente al ver a los primeros Rogers venir hacia ellos, de su mano salió un pequeño rayo blanco que hizo que aquellos lobos prácticamente se deshicieran, el lobo de cabellos oscuros abrió los ojos imprecionado, sabía que su mate era descendiente de la diosa luna pero nunca se imagino que tuviera tales poderes.
Pasaron varios minutos en los cuales ya habían derrotado a la gran mayoría a su alrededor, cuando a lo lejos pudieron apreciar a un grupo de lobos peleando con algunos rogués asi que ambos decidieron ayudar, por suerte Sam tenía una navaja algo larga y afilada por lo que a sólo pocos metros de ellos este salto del lomo de su mate y desenfundo aquella arma que al mismo tiempo sacaba sus largos y puntiagudos colmillos los cuales no eran tan largos pero si lo suficiente para herir a alguien con ellos.
El chico corrió a una velocidad imprecionante cortando la garganta de quien se le atravesará, escuchando como detrás suyo su mate le cubría la espalda. Era una total masacre en el lugar y a decir verdad los demás lobos y vampiros en el lugar que defendían la manada se habían quedado más que imprecionados, equellos dos parecían ser como un complemento perfecto para matar. Rápido, fácil y sin tanto esfuerzo.
Cuando ambos se aseguraron que nadie más estuviera se miraron por un momento, el gran lobo de pelage negro ahora tenía una pequeña capa de sangre donde a decir verdad caían algunas gotas de sangre de el, por otro lado estaba Sam quien tenía las manos cubiertas de sangre y su perfecta camiseta blanca había sido bañada de aquel líquido carmín.
Sam: hay que ir al centro de la manada.
Murmuró con una voz más ronca de lo normal, el gran lobo lo miro rápidamente y asintió a lo dicho, se inclino un poco dejando que su novio subiera encima suyo, el moreno sonrió mostrando sus pequeños colmillos, subió a el con tranquilidad y dirigió su mirada rápidamente a los guerreros junto a él.
Sam: vayan al lado este y comuniquen le a mi padre Cristian que estaremos en el centro de la manada.
El chico ordenó con una mirada fría a los guerreros quienes dieron un fuerte grito de afirmación para luego correr hacia el centro y otros pocos hacia el lado este de la manada, si bien hubiera sido más fácil decírselo el mismo por telepatía se le resultaba imposible ahora que no era lobo, y sabía que su mate aún estaba aprendiendo a serlo por lo que no le podia pedir que lo hiciera.
La brisa golpeaba su rostro fuertemente mientras se preparaba mentalmente para lo que venia, su ex novia había hecho esto, pero tenía tantas dudas en ese momento, aunque sabía que ahora eso era lo menor de sus problemas. Cuando llegaron al lugar, se podían apreciar cuerpos de su gente y de Rogers por el lugar, eso hizo que su sangre hirviera de ira, no dudo ni un momento en bajar del lomo de su mate y atacar a esos asquerosos Rogers, podía apreciar hasta a algunos niños y mujeres tendidos en el suelo, tenía tanta furia dentro de él que mataba con frialdad y crueldad a sus víctimas.
A lo lejos escucho una gran risa que de inmediato reconoció, dio un gran grito de furia y lanzó su daga detrás de él dando en la mejilla de la chica, esta tocó su pómulo notando en seguida una pequeña línea de sangre que salía de alli, la mayoria a su alrededor se detuvieron y se reagruparon detrás de su líder, en ese caso Sam ahora con las uñas largas y afiladas mientras sacaba sus colmillos cubiertos de sangre rugia de furia al ver los cuerpos a su alrededor, más bien al ver como Merilin sonreía con felicidad mientras observaba el lugar.
Pudo apreciar como su hermano Bobby y su padre Ethan se encontraban justo detrás de él, pero se alegró un poco al ver como su mate aún en su forma de lobo mostraba sus afilados dientes y se coloca en posición de ataque.
Sam: ¡¿por qué inicias está estúpida guerra?! ¡¡¡Gente inocente muere por tu culpa!!!
Merilin: ¡¡¿Mi culpa?!! JAJAJAJA ¡todo esto es por tu culpa!, si solo hubieras aceptado casarte conmigo nada de esto estuviera pasando.
Sam: estas totalmente loca...
Marilin: supongo que en eso estás en lo correcto, por cierto, ¿no te encanta esta preciosa?
Pregunto mientras tomaba el rostro de aquella extraña chica la cual según mis padres podía ser mi tía, esta sacudió un par de veces su rostro y le dio una cachetada mientras reía y saltaba de la emoción, aquella mujer mantenía la mirada sería y tranquila a pesar de lo que le hizo, parecía no tener sentimientos, su mirada parecía estar perdida, sin sentimiento ni emociones, como... Una caja totalmente vacía... Pudo notar en seguida como su padre se ponía furioso, mostrando su dentadura y gruñiendo con intensidad.
Sam: ¿quién es?, ¿qué tiene que ver ella en todo esto?
Marilin: Sam, Sam, Sam, amado mío, ella es realmente inportante ya que es la clave de mi grandioso plan.
La chica mostró una gran sonrisa para luego acercarse a ella y susurrarle algo, nadie pudo escuchar que fue pero de algo estaba seguro... Es que no eran intenciones buenas...
Marilin: ¡pelearán a muerte!, el ganador de esta competencia obtendrá la manada... ¿Trato?
Los Rogers detrás de la chica empezaron a golpear sus armas asiendo ruido, por otro lado su manada veía con preocupación al hijo de los alfas, este aún no había podido siquiera transformarse en vampiro en su totalidad lo que le daba una clara desventaja. La chica con la que competiría parecía realmente buena con la espada, algo en lo cual no era el fuerte de Sam, más bien el era mejor con el arco o las dagas dándole otra gran desventaja.
Sam: ¿y si decido negarme?
Su pregunta sonó como una espada afilada, ya que todo el mundo se había quedado en silencio, la chica frente a él sonrió con gracia.
Marilin: entonces... Me asegúrare de que tu manada muera junto contigo...
