Por nuestro día de retraso llegamos en la víspera de la justa del Rey. Le ordené a Bastián que llevara a los a Palestres a las barrancas y llevé a Lord Barel y Lord Samar hacia el campo de enfrentamiento.
El rey se encontraba sentado en su tienda blanca, sobre una plataforma de madera al nivel de la primera banca de las tribunas que se erguían a los lados del campo en donde se llevaría a cabo el enfrentamiento.
Se le veía alegre y complacido, su esposa la Reina Dallé estaba a su lado izquierdo y su hijo el príncipe Leonardo a su lado derecho. El resto de la familia real se encontraba más abajo, Lord Philip Kapoor, Lady Kika, El príncipe Alejandro y la princesa Laris quien se veía incomoda.
Me preguntaba que decían ellos acerca de la actitud de su Rey.
Me presenté a él llevando a sus invitados, por lo menos tuvo la decencia de levantarse para recibirlos con un fuerte apretón de muñecas. Aquello logró, en cierta forma, tranquilizarme.
Esperé a que conversaran lo formal y luego los llevé a la zona de los nobles para que observaran desde el mejor asiento.
Estaba a punto de retirarme a dormir cuando el general Ovenzo apareció de la nada.
- Están a tu cargo – me reprendió – tienes que quedarte hasta que ellos se vayan –
Evité soltar un bufido de mal humor.
Ocupe un puesto al pie de la tribuna en donde estaban, los pies me punzaban.
Los primeros contendientes entraron en el campo. Uno llevaba un precioso alazán marrón y una armadura escarlata que brillaba bajo los tenues rayos del sol, lo reconocí de inmediato, era el pretensioso general Riquen. El otro iba sobre un caballo moteado café y blanco; se veía más alto con su armadura plateada. Lo presentaron ante el rey como primer comandante Sharma, yo lo conocía, era uno de los comandantes del Sir Jade, conversábamos a veces en el Salón Rojo y habíamos peleado juntos el día que Carlo murió.
Presentaron sus respetos ante el rey y galoparon a sus puestos.
- Apuesto diez Coronas a que Riquen será el primero en caer –
Me susurro Gucci.
- Yo también quería apostar en su contra –
Respondí fingiéndome la disgustada.
La justa empezó, ambos jinetes cabalgaron a gran velocidad poniendo sus lanzas al frente, por un momento toda la multitud quedo en completo silencio esperando ver que sucedía. Ambos se encontraron casi a medio camino, Riquen esquivo con habilidad la lanza de Sharma quien bloqueo con fuerza la de su oponente, la gente grito emocionada, el Rey casi se pone de pie.
Los jinetes llegaron hasta el extremo opuesto de la tiza y volvieron a tomar sus puestos, galoparon de nuevo, cuando las lanzas se encontraron el escudo de Sharma voló en pedazos, pero fue Riquen quien cayó del caballo. La gente aplaudió emocionada.
- Te lo dije –
Alego Gucci dando unas palmadas.
Quise contestarle, pero vi que algo andaba mal. Mientras que Sharma bailaba sobre su caballo con el puño en el aire, Riquen luchaba por levantarse sin éxito, algo le había sucedido a su pierna, pero eso no fue lo peor.
El rey se puso de pie, levanto los brazos para acallar a la gente y dio una orden que nos dejó la sangre helada a todos.
- He decidido cambiar un poco las reglas, el vencedor será quien quede de pie... con vida –
El corazón me dio un vuelco, la multitud estalló en murmullos. ¿Por qué tenía la mala costumbre de presentir las catástrofes?
Sharma quedó inmóvil, la gente no se quería perder nada de lo que sucedía y yo tampoco, el corazón me estaba latiendo con fuerza mientras veía como Riquen intentaba ponerse de pie sin conseguirlo.
- Adelante –
Apremio el rey.
Sharma Desmontó su caballo y observo a Riquen tirado en el suelo con una pierna posiblemente rota y sin ninguna oportunidad de ganar.
- Mi rey si me lo permite, como primer Comandante de la guardia capital, juramentado a la guardia real y a su servicio, considero una deshonra asesinar a un hombre que no puede defenderse en una justa honorable –
Dijo Sharma.
El rey Sebástian se puso de pie y observo a todos los presentes.
- Que baje al campo quien esté dispuesto a tomar el lugar del general Riquen en este enfrentamiento –
Los presentes no quisieron ni moverse en los siguientes segundos que pasaron. El Rey esbozo una sonrisa malévola.
- Debido a que no hay un voluntario y te has negado a obedecer a tu rey. Ambos tendrán que morir –
Lord Philip se puso de pie de inmediato.
- Majestad, podríamos talvez -
- Silencio hermano – bufó el Rey - ¿Te atreves a cuestionar a tu Rey en público? –
- No Majestad –
Respondió Lord Philip mostrando una sumisión espantosa.
Sentí una rabia desmedida, me sorprendí apretando los puños sobre las rodillas. Inquieta por el bienestar de la princesa Laris me atreví a mirar a Lady Kika, para mi consuelo, Lord Philip con un movimiento les ordenó salir de ahí.
Volví a fijar mis ojos en Sharma, esperaba que dijera que mataría a Riquen estuviera como estuviera, pero no lo hizo. Se quitó el casco y se arrodillo frente al rey esperando su castigo. El verdugo se aproximó primero a él con una espada absurdamente grande. Cuando estaba a punto de desenvainarla se escuchó un grito entre el silencio abismal.
- ¡Yo peleare por el general Riquen! –
La multitud calló. El Rey, primero pareció aturdido, después se mostró satisfecho.
- Da un paso al frente –
Ordenó.
Y di un paso al frente.
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Cuna De Reyes
FantasyIntenté asesinar a Leonardo Kapoor, el primer heredero a la corona de Perles. Rompí mis votos como soldado de la guardia real y conspiré contra el Rey Sebástian. Maté con solo mis manos a los trescientos hombres que custodiaban mi celda en los cala...