44° "Negociación"

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El Croll era un ser inteligente, vil y astuto, lo había probado desde el mismo principio, y aunque aún me preguntaba porque no nos había matado a Alejandro y mí a pesar de tener muchas oportunidades para hacerlo, no dudaba de que quería hacerlo.

Alejandro y yo, de alguna forma éramos su único obstáculo y para vencernos necesitaba fortalecerse provocando caos.

¿Qué papel jugaba Lady Olígara en todo eso?

Tierras verdes siempre había mostrado una ciega lealtad a la corona. ¿El Rey le había pedido que atacara Bargalay? Si así era entonces ¿Por qué acceder un acuerdo? ¿El rey nos quería a nosotros o quería guerra primero?

Lord Samar pensaba que era voluntad de Lady Olígara, porque desde hacía mucho tiempo había querido recuperar la ciudad que perdió por culpa de su degenerada hermana, pero con la Lid solo nos ganaba a nosotros, no a Bargalay.

Solo sabía una cosa: Las acciones de Lady Olígara no tenían coherencia. Al menos no desde mi punto de vista. Había demasiados puntos ciegos que no me dejaban establecer una teoría clara.

- Mientras nosotros perdemos el tiempo aquí, Daladar está haciendo asediada, las peleas continúan en las simas y bueno, saben los beatos que estará haciendo el Rey en este momento –

Dijo Gucci a mi padre. Ambos estaban reclinados en la pared junto a las escaleras que subían a la torre blanca, en donde yo me encontraba sentada afilando mi espada. La espera se me estaba haciendo eterna.

Más allá, junto a la primera tropa de caballería que estaba preparada y lista para salir al frente de ser necesario, Lord Orya hablaba con Lord Samar. Se le veía demasiado enérgico para tener casi 70 años.

- No podemos pelear y tampoco debemos perder la Lid, de alguna forma Lady Olígara piensa que nos tiene acorralados –

Dijo mi padre.

- Dudo mucho que ella sepa que sirve a un demonio –

Observé.

- No podemos saber eso –

Suspiró papá.

Le conocía esos aires, era del tipo de hombre que le molestaba no tener las cosas bajo control. Antes me fastidiaba, pero después lo llegue a comprender, todo es mejor cuando no hay ninguna variable.

El espacio que había entre la muralla y la primera calle de la ciudad era muy amplio, Las personas en los primeros edificios habían sida evacuadas.

Las tropas de Lord Samar estaban reunidas frente a la puerta y las de Laberinto un poco más allá. Me di cuenta que se encontraban separadas, como el agua y el aceite, y que muchos de mi división veían a los chapados por encima del hombro. No lo decían en voz alta, pero les molestaba y no los culpaba por ello. A pesar de que la invasión de Tierras Doradas había sido hacía muchos años, el resentimiento seguía. Tener que luchar junto a los hombres de Tierras Doradas protegiendo su territorio sin haber establecido una alianza de sangre primero. En cualquier otra circunstancia ni yo lo habría permitido.

Más allá de los soldados con armadura negra se oyó el golpe de varios caballos aproximándose.

Habían vuelto.

El mar de tropas abrió paso a los tres caballos que se aproximaban. Rama llegó en el mismo corcel que Fema, y se le veía tan pálido que era casi transparente.

- Que lo beatos nos ayuden –

Susurro Lord Samar al acercarse a la comitiva.

- ¿Los beatos? se están cagando en nosotros –

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