32° "Deudas y favores"

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Nada interrumpió mi sueño hasta que un escándalo en la calle me arranco de mi quietud. Me levanté somnolienta. Dando trompicones llegué a la ventana.

Un tumulto de gente corría por la calle, de seguro para meter sus narices en los problemas ajenos. ¡Apenas estaba amaneciendo por los cuatro Beatos!

Rama seguía dormido, así que bajé a pedir el desayuno y que cambiaran la toalla y el agua de la palangana.

Me senté un momento en la pequeña y mugrosa taberna para espabilar mi sueño. El lugar estaba casi vacío, era demasiado temprano. Solo había unos cuantos sujetos que dormían sobre las mesas. El hombre que atendía la barra parecía no reconocerme. Se acercó solo para preguntarme si deseaba algo de tomar. Yo negué, el licor era malo para mí, pero me pregunté si él sabría algo sobre el incendio de la casa de Bastha. Empezaría mi investigación ahí.

- Vaya noche la de anoche – Dije con un bostezo – Todos por aquí parecen estar algo agitados –

- Es por los rumores – Contesto el hombre mientras acomodaba los vasos sobre su estante – Se dice que Lord Samar y Lady Olígara están a punto de declararse la guerra –

- Y ¿Saben por qué? –

El hombre se apartó del estante, paso su mugriento trapo sobre la encimera, le dedicó una mirada rápida a todo el local y luego se inclinó hacia mí.

- Dicen que el príncipe Alejandro se está refugiando en su fortaleza –

Fingí asombro.

- No me diga –

Se apartó y volvió a sus vasos.

- A todo esto. No recuerdo haberte visto llegar ¿Qué viene a hacer una doncella como tú en estos lugares, en estas épocas? –

- Negocios – Conteste encogiéndome de hombros – tengo, o bueno tenía un conocido por aquí llamado Bastha, pero anoche encontré su casa incendiándose ¿Sabe algo de él? de verdad me molestaría que estuviera muerto sin antes haberme pagado lo que me debe –

- El viejo Bastha, pobre hombre. Acogió a un sujeto que huía de los hombres de Lord Gesha, él es un sanguinario todo el mundo lo sabe. Lo encontró aquí y por lo que se rumora, sus vasallos fueron los causantes del incendio, la guardia los está buscando desde anoche –

Tamborileé los dedos sobre la mesa intentando ocultar mi enojo.

- Pero ¿De verdad están muertos? –

- Me temo que si –

Dijo el hombre meneando su media calva cabeza grasienta. Dejé salir un suspiro.

- Bueno, pues entonces lo buscaré en el averno para que me pague –

El hombre sonrió de soslayo.

- No mi Lady, los hombres como Bastha no van al averno –

- Espero que se equivoque –

Dije poniéndome de pie.

Subí las escaleras y cuando llegue al corredor, casi le descargo un golpe a la pared. Por los demonios de Clarión, Bastha y Kiran de verdad estaban muertos. ¡Muertos no me servían de nada!

Volví a la habitación con una maraña de frustración. Rama continuaba tumbado, ahora viendo al techo. Me senté en la cama. ¿Qué iba a hacer ahora? Podía contactarme con los proveedores de Bastha, era un comerciante, tenía que tener conocidos que supieran algo sobre dagas de hojas oscuras y filosas. Sin embargo, eso llevaría tiempo y necesitaba influencias para inmiscuirme en la red de comercio de Bargalay, algo que no tenía.

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