39° "Apuesto y enamorado"

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- La noche en que Gaiga se ofreció de voluntaria en lugar del genera Riquen – Explicó Lord Samar – Salí a las calles de Palas a ver las celebraciones por la coronación, fue donde me encontré a esa mujer de capa negra. Me dijo cosas que no entendí hasta después –

- ¿Qué cosas? –

Pregunté inquieta.

Había pasado solo una hora del incidente en el comedor y de que Lord Samar ordenara levantar a Jarlán, pero para mí, habían sido como años. Solo quería que todo terminara de una vez.

Dejó el vaso de vino sobre el escritorio que tenía en su estudio y se volvió hacia la ventana junto a la que Alejandro permanecía inmóvil.

- Diestro, no zurdo, regresa solo por el camino por el que llegaste acompañado. Un vagabundo que cantó, una bestia en tu comedor, un soldado en medio de tu salón, una roca que habla cosas maravillosas, un Grifo y un Adalid llamando a tus baldosas –

Lord Samar calló, permaneciendo de espalda a nosotros, viendo a la inmensidad de la profunda lobreguez de la noche que se ausentaba ya.

Habíamos seis personas en la estancia, pero su mera presencia ocupaba todo el espacio.

Debían estar rondando las cuatro de la mañana.

Lo supe desde el momento en que Lord Samar mencionó a una enigmática mujer en las calles de Palas. Era nuestro Augur.

- ¿Recuerda cómo era? –

Preguntó Kiran, enterándose de lo mismo que yo.

- No pude verle el rostro, llevaba un capisayo – Dijo Lord Samar, aún afectado por haberlo visto convertir su brazo en roca sólida. Le veía con recelo, cual si fuera un bicho raro. En cierta forma lo era – Pensé que no era más que una loca, pero cuando el Rey me pidió luchar en un duelo amistoso con el general Belish, antes de que mandara a ejecutar a mi padre, elegí tomar la espada con la diestra, aunque fuera menos hábil con ella. Me corto el brazo derecho pensando que era mi dominante, volví a Laguna del Cofre sin mi padre y luego, poco antes de la llegada de los Lores, Emre, un viejo músico vagabundo muy conocido en Bargalay fue encontrado por mis Palestres, parecía que le habían devorado las entrañas. Supe de inmediato que lo que la mujer me dijo esa noche era un presagio. No esperaba que todas sus palabras se cumplieran, pero lo hicieron. Solo falta la última parte, y aún no se cómo será –

Alejandro y yo cruzamos miradas rápidamente. Poco se imaginaba que la última parte del presagio también se había cumplido.

- Esa mujer es un Augur – Dijo Kiran sin perder tiempo – Una mensajera de los Beatos –

- ¿Cómo tú? –

Inquirió Lord Samar intrigado.

- Más o menos –

Respondió Kiran, evidentemente estaba intentando ahorrarse su tema. Seguía pensando que algo andaba mal con él.

- Si pudiera recordar algún rasgo de ella, nos ayudaría mucho –

Dijo Alejandro un tanto impaciente.

- Un momento – Le interrumpió Lord Samar levantando el brazo como si fuera el mediador de algo – Con todo respeto su majestad, hasta hace un par de horas no sabía de la existencia de las Mantícoras, de Augures, ni de Gárgolas, y sin embargo ¿Por qué tengo la impresión de que soy el único aquí que no sabe que está pasando? –

- Yo tampoco lo sé –

Manifestó Gucci.

- Nadie te lo preguntó –

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