De la noche a la mañana, grandes responsabilidades habían caído sobre mis hombros. Yo siempre había sido quien obedecía y luego ordenaba. Ser yo la que decidía era demasiado para mi escaza lucidez. A la mañana del día siguiente de nuestra no tan agradable reunión me ocupe en pensar como sería la boda de Kal. El abuelo Boris siempre había sido muy ostentoso, de seguro había contratado a la mejor orquesta de Perles o de Yondra y habría ataviado a la novia con el vestido más ridículamente caro que el dinero puede comprar. Desde la ventana de nuestra pequeña sala no se veía mucho, solo las botas al desfilar de la guardia vestidos con el uniforme azul y blanco de Galacia. Le había prometido a Linlin que estaría en la fiesta, lo estaba, solo que ella no lo sabía.
Como a medio día papá nos llevó la comida y para el anochecer el festejo seguía, quise salir a echar un vistazo, pero era demasiado arriesgado. Me pase todo el día sentada en la ventana imaginando el vestido de Linlin, las joyas que de seguro el abuelo le debió de haber regalado a Martha. Galacia era hermosa, incluso cuando quien la gobernada no.
Los días transcurrieron lentos y pesados, mientras más me tardaba en tomar una decisión, más difícil se volvía todo.
Mire a Alejandro limpiando su espada, a Basil lanzado el cuchillo al techo y volverlo a coger y a Gucci tumbado en el suelo comiéndose un pan. Gucci me seguiría, Alejandro también y Basil iría a donde quiera que fuese Alejandro. De modo que la vida de los tres estaba en mis manos, no podía tomar la decisión sola. Abrí la boca, pero antes de que pudiera pronunciar sonido alguno la puerta se abrió.
Una decena de soldados de Galacia irrumpieron en la habitación de forma tan repentina que los cuatro nos replegamos de un salto al otro extremo de la sala. Uno de ellos dio un paso al frente.
- Giga Ethan, Basil Trenor, Alejandro Kapoor y Gucci Bulgabena, los cuatro han sido convocados por Lord Boris de Galacia –
- ¿Cómo supo que estábamos aquí? –
Balbuceo Gucci entre dientes, espada en mano.
Eso no lo sabía, lo que sí sabía es que si intentábamos huir no saldríamos con vida. De pronto pensé en mi padre, si Lord Boris sabía que estábamos aquí sabía que mi padre nos había ayudado.
- Intenten llevarnos si pueden –
Alardeo Basil hendiendo el aire con su daga.
Alargue una mano hacia él.
- No, no vamos a pelear aquí –
- Tu no me das órdenes –
- Haz lo que te dice Basil –
Le reprendió el príncipe.
Basil mascullo una enorme maldición y bajo el arma. Con un ligero movimiento de la cabeza, el soldado mandó a sus subordinados a atarnos las manos tras la espalda y echarnos a andar por el corredor.
Era todo, se había acabado, Lord Boris nos entregaría con el Rey y cobraría la recompensa si es que no pedía que lo nombrara Sir.
El corazón me latía con fuerza mientras caminábamos por los lujosos corredores de la fortaleza iluminados por llamas recién encendidas. Miré a Alejandro, no estaba maquinando nada, pero estaba igual de nervioso que yo. Basil quería matarlos a todos con la mirada y Gucci estaba aterrado.
Los guardias nos condujeron a un salón apartado en donde Lord Boris nos esperaba con su ostentosa vestimenta, viejo y delgado, con la cabeza llena de cabello gris y largo, era la representación de la avaricia. Kal estaba junto a él. Nos dejaron frente a su diván de un empujón.
- ¡Gaiga! Pero qué alegría verte -
Dijo con su coz rasposa y repugnante.
- Haga lo que tenga que hacer Lord Boris, no es necesario ser cortés cuando se va a matar a alguien –
ESTÁS LEYENDO
Cuna De Reyes
FantasiIntenté asesinar a Leonardo Kapoor, el primer heredero a la corona de Perles. Rompí mis votos como soldado de la guardia real y conspiré contra el Rey Sebástian. Maté con solo mis manos a los trescientos hombres que custodiaban mi celda en los cala...