40° "Pensamiento emergente"

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Caminé por los corredores intentando encontrar una solución a todo lo que estaba sucediendo, pero tenía todas las ideas encasquilladas. Sabía perfectamente cuál sería la condición que Lady Olígara pondría para no atacar: Nosotros.

Más a estas alturas, resultaba completamente inútil un convenio. Un mensajero iba directamente a Palas a declararle la guerra al Rey, o bien, Lord Samar había utilizado la palabra "petición", estaba siendo demasiado diplomático. Todo el mundo sabía lo que una petición de independencia al Rey significaba.

Alejandro, Kiran, Gucci y Basil se hallaban a una distancia razonable de los guardias que guardaban la puerta del Lord cuando volví, estos últimos tenían una expresión extraña en el rostro, deduje que Kiran les había dicho parte de la historia, si no, la historia completa.

- ¡Es increíble Gaiga! -

Exclamo Gucci apenas me vio aparecer. Le reprendí con un gesto, viendo con recelo a los Palestres.

- Veo que ya te han contado -

- De no haber visto lo que ya vi - Continúo, susurrando - pensaría que este no es más que un charlatán, pero por como veo las cosas todo se acopla muy bien -

Gucci estaba despidiendo agitación por todos los poros de su piel. Esa emoción debía haberla sentido yo. Él canalizaba mejor las cosas que me sucedían.

- Bueno, yo tengo una pregunta para ti - Dije dirigiéndome a Kiran - ¿Por qué ha Lord Samar no les han dicho nada? -

Los cuatro clavamos la vista en él.

- Lo he estado pensando - Contesto Kiran cruzándose de brazos - Las personas seguirán sin reparos al príncipe Alejandro, pero eso no significa que sucederá lo mismo contigo. Mientras no sepamos por qué los Beatos te han elegido de la casa Ethan, sería mejor no mencionar nada. Si no tenemos cuidado, podrías terminar granjeándote la apatía de aquellos que necesitan creer en ti -

Esto último me afecto más de lo que hubiera querido. El razonamiento de Kiran era preciso. ¿Qué pensaría la gente de alguien que pretendiera llamarse reina sin tener sangre real?

Me tirarían de loca o peor, me quemarían en una hoguera, aunque no estaba por completo segura si las formas humanas de matar aplicaban a mi caso.

Me invadió un pensamiento repentino, y antes de que lo pudiera notar había tomado sonido.

- Cualquiera podría tomar mi lugar -

Ni Basil ni Gucci parecían entender lo que implicaba, y por la forma en que Kiran me veía, por lo visto yo tampoco.

- ¿Hay algo no sepas hacer? -

Me preguntó Kiran, rotundo.

Lo repentino de su cuestionamiento me dejó conmocionada, así que Gucci respondió en mi lugar.

- No sabe nadar -

- Bien, vengan conmigo -

Ordenó Kiran encaminándose por el corredor.

- Pero... - Balbucee, más ni siquiera se detuvo - ¿Podrías ver si papá y Martha están bien? -

Le pedí a Gucci con urgencia.

- Yo me encargo -

Dijo él dándome una palmada en la espalda para apresurarme.

Basil decidió quedarse, se veía tan adusto que decidí pasarlo por alto. No me quería imaginar lo que estaba pasando por su cabeza.

Alejandro y yo seguimos a Kiran por corredores cada vez más estrechos hasta salir a una parte de la fortaleza que daba directamente a la laguna. Me pareció innecesario preguntar el cómo conocía Kiran tan perfectamente bien la fortaleza de Parlay. Bien podría ser mucho más longevo que las piedras con las que se edificó.

Cuna De ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora