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Era un caluroso día de verano, el sol brillaba sin cesar y los niños jugaban sin parar en la calle, unos a la pelota, otros a la cuerda y algunos con muñecas o figuras de acción, definitivamente una buena época para estar fuera de casa y disfrutar de las vacaciones, un día espectacular para los niños, excepto una niña. Mirando por una ventana se encontraba una niña de cabello largo y castaño observando desde su puesto como los niños del vecindario jugaban juntos.

"¿acaso no les molesta el sol?" Se cuestiono la niña, cuando estaba más pequeña había deseado salir y jugar con el resto de los niños sin embargo su madre nunca se lo permitía "¿porque querrían jugar con una niña como tú?" Era lo que le decía cada vez que le pedía permiso, ya después de un año se había rendido y ya no le daba importancia, su madre tenía razón ¿porque querrían jugar con ella? La pequeña no era como los otros niños, estos tenías distintos tonos de piel y estilos de cabello y ojos grandes, excesivamente grandes, la castaña se preguntaba para que les servían tener los ojos así, los ojos de ella eran pequeños y con eso podía ver muy bien, su piel era muy pálida pero eso es falta de nutrición, o es lo que suele decirle su madre, que si quiere tener la piel como los demás que vaya al patio y se queme en el sol.

No, definitivamente de nada le serviría intentar socializar con los niños, siente que se reirían de ella por no ser como ellos como suelen hacerlo sus compañeros de escuela que se ríen de la forma de sus ojitos pero ¿qué le podía hacer? Ella no escogió tener la apariencia que tiene.

— ¡Akira~! —canturreo alguien a sus espaldas por lo que la mencionada se giró encontrándose con la única mujer que parecía quererla en esta tierra.

— ¡Abuela! —la castaña corrió hasta llegar con la mujer quien la rodeo con sus brazos dándole un abrazo lleno de cariño.

Asuka Sakurai era el nombre de su abuela, aunque no tuviera la apariencia de las abuelitas que siempre le enseña la tv a Akira esta no se quejaba, su abuela era una mujer muy hermosa con tan solo treinta y ocho años de edad que trabajaba duramente por el bienestar de su familia sin depender de nadie.

La pequeña le admiraba.

— ¿dónde está tu madre, Akira?

—está en el estudio grabando música.

—esta niña... Le he dicho que no te dejará sola —murmulla para sí misma pero aún así la pequeña le oye.

—No te preocupes abuela, puedo cuidarme sola, soy una Sakurai —dice con orgullo causando que la mujer sonriera con cariño.

Asuka se sentía inconforme consigo misma y su hija, le daba dolor ver la clase de niñez que estaba teniendo Akira, aunque la pequeña castaña se mostraba cariñosa y alegré con ella eso no quitaba el hecho de que ella se sentía cohibida junto con los otros niños y con los comentarios de su madre menos le ayudaba, Aika solía dejarla sola la mayoría del tiempo por lo que Akira no estaba del todo acostumbrada a conversar mucho, Asuka le preocupaba que clase de personalidad podría desarrollar la niña creciendo de esa forma.

— ¿Abuela? —le llamo Akira al ver a la mujer tan ausente en sus pensamientos.

Asuka miro a la castaña encontrándose con rasgos parecidos a los suyos como a los de su hija, la diferencia de la pequeña era que los suyos eran más delicados que el de las otras dos y la manera que tenía de fruncir el ceño era muy típica de su familia.

— ¿sí? ¿Qué sucede?

—te has quedado mirando a la nada un rato, dabas miedo.

Love Yourself || JungKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora