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Una chica preadolescente de doce años caminaba perdida por los pasillos del instituto, hace veinte minutos que debía estar en su respectivo salón más al ser su primera semana de clase todavía no lograba adaptarse a su horario de clases, estaba a punto de cruzar en una esquina pero de repente alguien sujeto su antebrazo y lo siguiente que sintió fue como la estrellaban contra la pared con fuerza haciéndola soltar un gemido a causa del dolor.

—miren a quien tenemos aquí, es una chica de primer año ¡mírala! —Exclamo sonriendo la rubia— Es una ternurita.
—Ya déjala Rey, es solo una niña —dijo sin mucho interés Akira mientras se apoyaba en la pared de brazos cruzados.
—sí, es una niña —asintió la mencionada— una niña que seguramente tiene dinero ¡Dame tu dinero! —le exigió a la menor causando que su amiga rodara los ojos.
—Es t-todo lo que t-tengo —temerosa, entrego todo su dinero provocando que la rubia sonriera aún más.
—Bien hecho —revolvió su cabello dejandoselo con una apariencia similar a un nido de pajaros— ¡Ahora largo! —vocifero y la otra salio corriendo.
—¿Es en serio? —Pregunta sin mucha emoción la castaña.

Desde que se juntaba con la rubia había tomado un poco más de valor y había desarrollado un carácter desinteresado por lo demás, total, si nadie se preocupa por ti ¿Porque ella lo haría? Lo había aprendido gracias a su amada y querida madre quien se había esforzado en demostrárselo desde que ella era tan solo una niña.

—¿Qué?
—Ten un poco de clase, por favor —negó decepcionada— no puedes andar por la vida quitándole el dinero a los niños de primer año ¡Joder! Los de segundo tienen más dinero, es a ellos a los que tienes que atemorizar.
—Lo sé, amor —acepto Rey y la otra desvío la mirada al haber escuchado el extraño apodo que la rubia había tomado la manía por llamarle— pero es que coño, con los de segundo es más fatigoso el proceso porque a ellos los tienes que golpear para que te den dinero, ellos lloran, piden a sus mamis, etc. y a veces eso da flojera —se quejó.
—Bueno, en eso tienes razón —concordó— pero ya sabes, lo tuyo es mio y lo mio es mio así que dame la mitad de la plata —demando a lo que rey viro los ojos al percatarse de que toda la labia anterior era su amiga solo pidiéndole dinero— necesito un cigarrillo —dijo ya comenzando a caminar.
—¿Otra vez problemas en tu casa? —inquirió siguiéndola.
—Aika esta insoportable —murmuro malhumorada— cada semana es un nuevo hombre y hacen tanto ruido que al final tengo que usar audífonos para poder dormir además de que es asqueroso ver hombres en ropa interior en tu cocina queriendo mandarle a uno como si uno fuera su esclavo y Aika no le importa.

Ambas adolescentes de catorce años salieron de su instituto para luego ir a un puesto que se encontraba cerca y así comprar el pequeño objeto en forma de cilindro y luego encenderlo.

—¿cuántos de estos te fumas al día Akira? —interrogo su amiga al ver que la mencionada le daba una calada al cigarrillo sin ningún titubeó.
—de dos a tres, todo depende de lo que pase en el día ¿Por qué? —pregunto sin prestarle mucha atención al asunto y como consecuencia la rubia riera.
—Joder, soy una terrible influencia para ti ¿Dónde está la niña asiática que era tímida, feliz y correcta? —indago con diversión.
—Lo de feliz no va en la ecuación, correcta soy porque de vez en cuando me comporto a diferencia de ti y tímida soy, pero eres mi amiga por ende puedo actuar como se me de la jodida gana y estará bien porque si me meto en problemas tu estarás ahí para mí.
—Wow ¿Así que tu me mandas a mi?
—por supuesto, ya era hora de que te dieras cuenta —bromeo divertida la castaña.
—vaya, cuando te dominan y ni te das cuentas —dice para si misma— no te preocupes amor, haré todas las cosas sociales que tú no quieras como tú fiel esclava —le guiña el ojo coqueta a lo Akira resopla divertida.

Love Yourself || JungKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora