Después de amar,
sus ojos se tornan vidriosos, y su boca, anaranjada. Y su respiración es como la de una niña, rápida y profunda, llena de suspiros. Después de amar, su piel húmeda se pinta dorada, y todo en ella florece; sus labios titilan llenos de amor, y de esos miles de besos que le había dado.
Y en sus ojos negros flota una felicidad, que no había visto jamás en el espejo. Y sus cabellos en desorden, caen, con su cabeza, rendida en mi pecho, y se esparcen; y se esparcen; como el agua... y une su oído a mi pecho, para oír los latidos de mi corazón. Y siento su seno sobre mi ombligo, suave y maternal; como una fruta fresca y madura...
Y sus brazos me asen por la cintura.
Y yo la abrazo. Y todo en ella se ensancha; con el afán impetuoso de abrigarme.
Y escala mi cuerpo desnudo, hasta rozar con sus labios mi cara; me besa, acariciando mis mejillas con las suyas, y esos ojos me admiran, me anhelan, me sonríen.
"¿Es posible que en una mujer, haya tanto amor?
¿Tanta ternura para mí?"
Y me acaricia el cabello, hundiendo sus labios en los míos. Cómo la amo. Después de amar...