Lo siento,
no voy a culparte;
mira a dónde hemos llegado.
Caen, caen las mentiras;
tu verdad sale a la luz.
Olvídate de que soy un hombre,
y tú una mujer;
olvida todo lo que has aprendido;
yo te enseñaré cosas nuevas.
No selles mis labios, que voy a besarte;
resistirte no te servirá de nada.
No me toques, que soy inflamable
y me encenderé en fuego,
y te quemaré.
Aunque no digas nada,
ese movimiento es de placer;
¿te hablo más bajo? ¿Más cerca de tu oído?
No digas una palabra;
están de más.
¿Nunca has visto a los animales?
Ellos no sienten vergüenza de su desnudez.
¿Por qué te sonrojas?
¿No eras tú quien quería esto?
Déjate sentir...
Perpetúa esta perfección...
Haz que sea para siempre...
No temas suspirar;
no temas vacilar;
¿por qué tiemblas de repente?
Deja que tus caricias
sean las de una mujer.
Aférrate a mi boca;
¿qué importa lo demás?
Esta ansiedad me mata.
Compensemos, de una vez,
el tiempo perdido.
Con tu singularidad fascinante
transpórtame a otra realidad;
¡libera tus cadenas ahora,
vuela con las alas del placer,
y ámame!
Sabías que esto pasaría.
No te atrevas a apartarme;
pues estoy tentado
a hurtarte de amor.
Abre los ojos,
y verás cómo estoy hecho.