La espada más brillante jamás hiere.
Es la espada más opaca
la que corta con gran filo.
¿Por qué la espada apenas ha podido dañarme?
¿Por qué ha sido el puñal el que me ha herido con profundidad?
Las divergencias del destino nos unieron,
ahora quieren separarnos...
¡Qué caprichoso!
Si tan solo el maldito destino
lo controlara yo...
Cuando nuestros rivalizados ojos se fundieron,
el odio se convirtió en amor.
Desearía no haberte odiado nunca
para no estar amándote tanto ahora.
Pues sé que de no haberte odiado,
mi amor sería mortal...
También sé que después de la oscuridad, se ve la luz;
si hubiese nacido el odio después del amor, sería mejor.
En este eterno instante
las sombras se inclinan sobre nosotros;
o correr y alejarnos,
o correr, unirnos
y explotar.
El puñal me atravesó y aún no sé cicatrizar...
la espada me quebró la piel;
a la que apenas rozó...
Desde que te conocí, noté
que eres más fuerte que yo:
"Anda, dispara ahora,
y acaba con mi dolor."
No me pidas que dispare,
porque ese corazón entre nuestras almas,
está sobre mis manos...
Si disparo, y resultas desaparecer,
ese trozo de carne se marchitará
y lo que quedará de mí...
¡Desapareceré!
Por ti;
por ti;
por ti...
Morir o matar;
matar o morir.
La espada se enamoró de la rosa.
¿Quién es la espada?
¿Quién es la rosa?
¿Cuál de mis dos seres más amados...
será el asesino?
Las cosas pequeñas, pueden calar más profundo que las grandes; palabras, gestos. Los sentimientos que tenemos por las personas pueden cambiar. Las primeras impresiones son solo eso: impresiones. Se juzga mejor por los hechos y por los resultados que da el tiempo.
Hay amores dificultuosos, que cultivarlos cuesta, pero cuya negación es un intento de dar muerte al sentimiento. Surge el dilema: "¿tú o yo?". Las dos elecciones duelen.
