Amor; he cometido adulterio
de mi crimen, estoy confeso.
Hoy besé otros labios
y reposé en otro cuerpo...
¿Recuerdas aún cuando,
a este trozo de mármol,
callada, medrosa y temblando,
tú le tallaste un beso?
Hace mucho ya de eso,
espero no me creas traidor.
Te amo; ¿puedes comprenderlo?
Ella fue un impulso; tú, mi decisión...
Contempla mi arrepentimiento...
Vengo a pedirte perdón:
¡perdóname, amada mía!
Herirte no fue mi intención...
Opón tú todos nuestros años,
al poco tiempo que la conozco,
aunque el último nos ha hecho daño,
te he sido leal y devoto.
Tal vez no pude contenerme
o fue la tristeza, ¿quién lo sabe?
Seguro no te molestaría
de mi soledad, contristarte;
fue solo una vez que la quise
¡mi ofensa tiene remedio!
Te traje unas flores, mi amor
aquí te las dejo, en el cementerio...