No vueles; no vueles con el ala rota.
Sería necio imitar a Ícaro;
reposa, y que tus sueños,
te otorguen nuevas alas...
Un corazón alado
necesita de armadura;
de no tenerla, el viento y la lluvia,
y el trueno se la darán;
nacerán, de su pureza...
sus propias escamas.
Mas, corazón; ¡no dejes de volar
por el peso de tu coraza!
¡No pierdas tu libertad,
porque te corten las alas!
Los sueños son parte de nuestra libertad, y por su fragilidad, debemos fortalecerlos. Un alma soñadora siempre estará viva.